miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los zapatos del otro

Empatía.-Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.

En inglés, empathy. No tenemos mucha costumbre de utilizar esta palabra en español y en España. Por el contrario, los americanos, los anglosajones la han incorporado al lenguaje coloquial culto. Y no sólo eso, sino que se trata de una cualidad requerida y valorada en las relaciones personales y laborales. Ponerse en el lugar del otro, ponerse en los zapatos del otro, como se dice en EEUU, es útil para entender mejor las motivaciones, sentimientos, los actos y pensamientos, y por lo tanto, estar en mejor posición para aceptarlos, entenderlos o tratar de influir en ellos.

Esta cualidad ademas genera tolerancia ya que si antes nos hemos visto en los zapatos del otro estaremos mas preparados para tolerarlo.

Como decía, en España no estamos acostumbrados a utilizar la palabra empatía, pero es que tampoco la practicamos. En España no somos empáticos, nos cuesta ponernos en el lugar del otro y como consecuencia, no solo por ello pero contribuye, no somos tolerantes, comprensivos, no aceptamos fácilmente las posiciones de los otros.

A cambio tenemos un Ministerio de la Igualdad, lo que yo creo que indica que entendemos la tolerancia en una sola dimensión, no en sus multiples magnitudes, que veríamos y comprenderíamos cuando nos pusieramos en los zapatos del otro.

Más nos valiera tener un Ministerio de la Empatía.

2 comentarios:

CARMEN ACEYTUNO dijo...

Estoy convencida de que la empatía es la clave de un comportamiento racional, generoso y solidario. Intento enseñarles a mis hijos a vivir siendo "empáticos" (¿le gustaría este palabro a Conde?) pero de una forma natural, humana. Con la edad he aprendido que realmente la empatía se nos inculcó desde pequeños.No sé por qué es tan difícil conseguir cambiar de zapatos de vez en cuando. ¿O es que el interés por entender al otro es nulo?

Álvaro Santos dijo...

Noooooo, Ministerio de la Empatía, no, por favor. Más gastos, sueldos, prebendas, papelería, alquiler de edificios, presupuestos, subsecretarías, negociados, oposiciones... ¿Y quién iba a ser el ministro de la empatía, Pepiño Blanco? ¿O Pedro Zerolo? ¿Quizá Matilde Fernández? Da igual, en cualquier caso iba a significar la exigencia de que todos nos pusiéramos sus zapatos de ellos y él (o ella) nunca los nuestros (ciudadanos de a pie con vida propia, familia, hipoteca y poco tiempo para andar por ahí empatizando con ministros), me temo.
¿Por qué no puedo publicar en modo anónimo, ¡jo!?