sábado, 20 de febrero de 2010

Tiedra

Tiedra. La Amallóbriga vacceo-romana. Páramo en tierra de Castilla, pelado por el viento y el frío. Apartado de la carretera nacional, subsiste como tantos pequeños pueblos castellanos gracias a una agricultura extensiva de cereal apenas rentable. Los grandes tractores arrastran los arados y las sembradoras en el frío mes de febrero, sacando a la superficie cantos y pedruscos en este suelo pobre y viejo. El invierno lluvioso ha retrasado las siembras en esta parte de Castilla y lo que trae la lluvia lo restará el obligado ciclo corto de la cebada de este año, dejando como siempre cosechas pobres y escasas.

La mayor parte de las casas aún conservan esa dignidad de castellano viejo, hidalgo pobre, silente, que guarda sus penas y penurias de puertas adentro. Algunas no han aguantado ni el paso del tiempo ni la mengua de la hacienda de sus propietarios y sus muros y tejados derribados dejan ver patios y estancias invadidos por cascotes y malezas.


Un castillo, todavía su torre en pie, otea y vigila el páramo solitario, recordando otros momentos en su larga historia dónde tras los oteros acecha el moro, o el leonés, o el castellano, porque todos han pasado y batalleado por aquí. Enfrente, en otro otero de altura similar, como contrapeso simbólico entre el poder mundano y guerrero de los señores del castillo y el mundo espiritual y celestial, el Santuario de Nuestra Señora de Tiedra Vieja se mantiene en pie desafiando el paso del tiempo, la transitoriedad de lo terrenal y el frío viento del cierzo.

Al Santuario se llega por dos caminos paralelos, los dos flanqueados a ambos lados por hileras de los únicos árboles a la vista, y que fueron costeados por los propios vecinos de la Villa de Tiedra, en el lejano año de 1855, según consta con orgullo en un mosaico sobre la puerta principal de entrada al Santuario, movilizados por un diligente alcalde y sus regidores.

Por ambos caminos acuden los domingos y fiestas las mujeres y los niños, a veces también los hombres, a la llamada de las campanas para la misa dominical. Ambos caminos, dónde los árboles centenarios luchan por erguirse contra el frío y el cierzo, los han recorrido los habitantes de Tiedra para bautizar a sus hijos, para casarlos y para ser enterrados en el pequeño y protegido cementerio, el único lugar a la vista resguardado del viento, quizá para que los muertos no pasen el frío que pasaron de vivos.
Al entrar en el Santuario aparece en el costado el patio de la Hospedería de dos pisos de "arquerías de medio punto", al que se asoman a la izquierda las habitaciones. El templo actual es barroco, de una sola nave entre contrafuertes y pilastras, que se cubre con "cañon con lunetos y yeserías barrocas" y "cúpula vaída en el crucero y capilla mayor. Coro alto a los pies y espadaña en la cabecera de dos cuerpos, de piedra", como se describe en el inventario de bienes de interés cultural de la Junta de Castilla y León.

Dentro, el camarín abierto con un retablo baldaquino de columnas salomónicas al fondo, aloja, protegida por una reja barroca del s XVIII, la imagen románica de la Virgen de Nuestra Señora de Tiedra "la Vieja", de gran devoción en la comarca.

Enfrente de un órgano de madera, grande y ornado y también necesitado de una profunda restauración, cientos de fotografías enmarcadas, agarrándose como pueden a la pared, recuerdan bodas y bautizos, efemérides y eventos, quintos y autoridades, ilusiones y añoranzas de hombres y mujeres ausentes ya la mayoría, por el paso del tiempo o de la vida, o quizá por que emprendieron la aventura que la fota rememora, la aventura de partir del pueblo hacia una vida
incierta y mejor.

Partieron los quintos, fotos llenas de ilusión por la incertidumbre y angustia por la marcha; artilleros, regulares, ferroviarios y voluntarios de Cuba; fotos dejadas en el muro para que sean vistas por madres y novias, por padres que quizá volvieron y chavales que aspiran a marchar.









Fotos de Padre y Madre, q.e.p.d., que buenos eran buenísimos y los dos tan pulcros y arreglados miran a la posteridad, inmortalizados por el ojo de la cámara y la perspicacia del fotógrafo que adivinó la trascendencia del momento.
Fotos de la familia, hermanos y hermanas, abuelas y seños, bustos que miran al frente, bustos ladeados, sonrientes, en orla, flotando en el vacío blanco de un futuro que ya no existe porque su sueño, su proyecto, su pueblo imaginado ya no existe.


Preside el evento, en pose caballera, como amo y señor, autoridad de hecho, con figura de indiano, la foto más grande. Personaje de ida y vuelta que ganó en edad, dignidad, gobierno y hacienda al cruzar el mar, camino de la pared, dónde siempre quiso aparecer, dejar su rastro, dejar constancia de su paso, de su aventura, de su triunfo.

No es un muro de lamentos o de peticiones. Es un muro de vida, de esperanza, de sueños, de proyectos. Es un muro que da calor a la iglesia fría del mes de febrero y de todos los meses. Es una pared de hobres y mujeres de verdad, reales, que se han convertido en eternos y comparten con nosotros su historia apenas entrevista en una foto color sepia.
Es un muro de héroes.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Intermitencia

Ya hace tres semanas desde mi última entrada en el blog.

Y sólo han pasado tres semanas desde mi última entrada en el blog.

Los adverbios cambian el sentido de la frase, pero no pueden cambiar el sentido del tiempo que sólo marcha en una dirección, inexorable, sin paradas, sin intermitencias.

Lo que cambia es la percepción del mismo, sujeta a los vaivenes del humor, de la intensidad, de la carga de trabajo, del tiempo libre....

Tres semanas atendiendo a otros frentes hacen este blog más intermitente que nunca.

Sirva esta reflexión para recordar, recordarme, que en la mente de Kowalsky todavía hay recovecos por explorar, ideas por extraer, reflexiones por publicar.

En breve.

sábado, 16 de enero de 2010

La propiedad capilar de Llamazares

Asistimos estupefactos a la nueva imagen de Bin Laden reconvertido en Llamazares gracias al photoshop y a la violación del derecho de su propiedad capilar.


Por si fuera poco, los ricitos gris plata de Llamazares también han sido usados en el rostro de otro menos conocido terrorista Abd al Rahman. Se cotiza por tanto Llamazares Silver Locks!

Bin Llamazares se ha indignado por ese uso fraudulento de su imagen y se pregunta por qué él; ha sido tal vez su filiación izquierdista que le hace eternamente sospechoso a los ojos de la Inteligencia (algo menos, según se deduce de este caso) americana. Quiza fueran sus rasgos ibéricos, tan próximos por genética e historia a los de los árabes y norafricanos. Quizá el agente del FBI que recompuso las fotos se sintió irremisiblemente atraído/atraída por los elegantes trazos gris plata de nuestro político.

Reclama Gaspar al Rahman el derecho a su imagen y se siente agredido en su integridad y su honor. Normalmente cuando se dice eso se está cerca de una demanda judicial reclamando daños y perjuicios. Abd al llamazares no se siente seguro viajando a EEUU; no se conocía esa afición suya por lo americano en él, tan dado a ver la mano yanqui en todo lo malo que pasa por el mundo.

A parte de las complicaciones viajeras del mullah Llamazares y del probable despido del encandilado agente especial me asustan otras consecuencias de este episodio: la necesaria protección de un derecho hasta ahora poco reconocido, con las honrosas excepciones de Rupert, Llongueras y algunos otros precusores: el derecho de propiedad capilar.

Si no teniamos bastante con la SGAE nos podemos enfrentar a partir de ahora con otro canon, el cánon capilar, que protegería el derecho que reclama el líder irredento e inmarcesible de la desunida izquierda española.

Con la buena vista que tiene la SGAE para los negocios, seguro que pronto lo incorpora a su portafolio. Imagináos los inspectores capilares irrumpiendo en redacciones de revistas, peluquerías, agencias de noticias y salones de belleza sin solución de continuidad y comparando archivos digitales con peinados y pelucones. No habrá boda ni evento social que se le resista a los nuevos vigilantes de los derechos pilíferos.

Quién lo iba a decir, de estos polvos, futuros lodos. Lo que ha provocado la enamoradisca agente especial con su fijación capilar con Gaspar Laden y la enérgica y vindicativa reacción de éste: nuevos derechos, nuevos cánones, más negocio y más inspectores para la SGAE, ¿quién dice que no se crea empleo desde la izquierda?.

Y todo por un photoshop!


Coda: a juzgar por lo denso y poblado del flequillo Llamazariano, lo de líder inmarcesible parece que va para largo.

viernes, 15 de enero de 2010

Balance

Ya bien entrados en 2010, una odisea en el tiempo y el espacio , no he visto muchos balances, de esos que se hacen todos los años, recordando lo bueno y lo malo del año que se va y anticipando lo bueno y lo malo del año por venir.

Quizá soy yo, que ando con la cabeza ocupada en muchos asuntos y no he reparado en ello. Quizá es que los tiempos que corren son tan intensos que bastante tenemos con pensar en el día a día, bastante tenemos con hacer balance del día que ha sido y del día por venir.

Tal vez nos estemos contagiando de la cultura dominante, la de la imagen y lo perecedero, lo inmediato, casi lo fortuito, y no nos preocupamos, no vemos, ignoramos lo duradero, lo persistente y pertinaz que queda y hace poso. Quizá por eso ya no leemos, ni escribimos, solo miramos la pantalla dónde esperamos que pase todo, como mucho apretando unas teclas o moviendo el joy stick.

A lo mejor en este año que acaba de terminar, en estos años que han pasado, que nos han pasado volando, se nos ha consumido la memoria y nos hemos convertido todos en el pez Dolly y nuestra memoria ya sólo dura lo que dura el telediario sin anuncios.

O a lo peor, lo que ha pasado es que no sólo se ha acabado un año, se nos ha ido una década, la primera de un siglo que empezó con enorme ilusión y esperanza de que este sería el siglo en el que superaríamos los problemas y miserias de la humanidad. Un siglo que iba estar dominado por una tecnología al tamaño del hombre, que igualaría y nos convertiría a todos en ciudadanos de una aldea global.com.

Y nos hemos topado con una década convulsa que empezó derribando torres y abriendo una enorme brecha que parte el mundo en mil pedazos. Una década de burbujas que estallan dejando tras de sí el rastro de fracaso y crisis económica, paro y emigración. Una década de epidemias globales que viajan en avión low cost y teletipo de agencia de noticias. Una década que ha separado civilizaciones y roto sociedades en buenos y malos. Una década que ha visto sacudir al mundo con terremotos y tsunamis, sequías y katrinas provocando las mayores tragedias de la historia de la humanidad.

El caso es que esta década no ha sido quizá lo que esperábamos, y tampoco lo ha sido el año que por fin se va. Y tal vez eso nos ha dejado en un estado de melancolía y desesperanza que no nos lleva a afrontar el año nuevo, la nueva década, con ilusión y buenas expectativas.

Pero quizá por fin en esta década podamos romper la racha. Quizá por fin encontremos metas y objetivos que sean alcanzables y nos ilusionen de nuevo. Quizá surjan los líderes honestos y sinceros que antepongan el beneficio colectivo a la ambición personal. Quizá aprendamos a sacar más partido de la diversidad y las diferencias. Quizá aprendamos a convivir mejor con el planeta que nos acoge y lo cuidemos un poco más. Quizá....

Pues quizá nos debamos poner a ello! No es tarea fácil ni una que nos vaya a venir dada así que manos a la obra. Si una mariposa china puede provocar un vendaval en San Francisco, que no podrá nuestra ilusión colectiva!