viernes, 26 de junio de 2009

Dar la vuelta a la tortilla

El pasado día 23 estuve en la presentación de un libro, el primero, de mi buen amigo Juan Fernández Aceytuno. Algo bueno debe de tener Juan cuando es capaz de reunir a más de 180 personas un caluroso dia de diario a las 7 de la tarde, cuando lo que apetece es disfrutar del aire acondicionado o de la piscina los más afortunados.

Algo bueno debe decir en su libro cuando personajes ilustres como Belén Romana, Mario Armero o Manuel Conthe hacen hueco en su agenda y, no sólo se lo leen, sino que deciden acompañar y arropar a Juan en la presentación y aportar sus comentarios.

El libro habla de dar la vuelta a la tortilla, que es metáfora para cambiar el modelo, el ciclo, el tempo y las formas de la economía española en general y de la empresa en particular y utilizar la crisis en su acepción más teatral y catárquica (la palabra crisis, como bien señaló Belén Romana, tiene varias acepciones y alguna de ellas está más cerca del concepto oportunidad que de problema). El mensaje va dirigido a los directivos, empresarios y profesionales, pero apunta también a temas generales que afectan al conjunto de la sociedad: cultura del esfuerzo y no de la queja, calidad de la educación, responsabilidad individual, modelo social y político etc...

Como dirian algunos, a pesar del asunto, el libro es ameno porque está impregando de optimismo y sentido del humor, ambos aspectos bien subrayados por Manuel Conthe. Me quedo con la expresión "escepticismo constructivo" que utilizó Conthe en clara contraposición al optimismo patologico de nuestro máximo líder. Entre las muchas citas que salpican sus páginas coincido con Conthe en señalar una que refleja mucha sabiduría: "Hablaré sólo si mis palabras son mejores que mi silencio", como afortunadamente es el caso.

Otro aspecto intrínseco a todos y cada uno de los capítulos del libro es la referencia continua a los valores, a unos valores que no por intangibles son menos reales y necesarios en la construcción de la persona, la familia, la empresa o el pais. Unos valores que, aunque no exhaustivamente explicitados conforman un código de conducta que a juicio de Juan deben regir el comprotamiento y la actuación de los directivos y dirigentes. Como muchos habreis pensado, contrasta ese apasionado canto a los valores con su descarada ausencia en muchos de nuestros líderes empresariales, sindicales, sociales y políticos, que han sustituido los valores en el mejor de los casos por un utilitarismo finalista que cualquier medio justifica, y en el peor de los casos por la avaricia rampante. Como señaló Armero y coincidiendo con lo apuntado por Juan, en esa pérdida de valores vamos a encontrar muchas de las causas y los orígenes de esta actual crisis.

Uno de los valores que sin duda no le falta a Juan es la generosidad. Generosa y amablemente me cita en el libro e incluso reproduce un párrafo de este blog cuando habla de la responsabilidad individual y del término y concepto que estamos acuñando: la Responsabilidad Social Individual. Los individuos, como unidad social básica no podemos renunciar a nuestra obligación de responsabilidad con otros individuos y con la sociedad y en eso el mensaje del libro es claro contundente.

Auguro muchos éxitos a Juan con este libro y pronostico muchos más libros suyos en los que nos irá desgranando sus ideas y sus valores con un claro mensaje positivo y optimista, un poco más optimista que "escépticamente constructivo".

sábado, 13 de junio de 2009

Al gran ausente

Acaba de comenzar la temporada de Rugby nudista en Dunedin. No se si mi querido David, estudiante visitante en dicha localidad, que recientemente nos ha hecho llegar muestras de su avanzado y progresivo estado de desinhibicion a traves de su blog, ha decidido participar tambien de este peculiar variante del rugby.


No creo que sea el calor, ya que por aquellas tierras esta a punto de empezar el invierno. No creo que sea por comodidad ya que la falta de ropa reduce la proteccion frente a golpes o roces propios de este viril deporte. No creo que sea por eficacia deportiva ya que los pies desnudos no facilitan el agarre al terreno y un placaje con ropa se me antoja mas facil que sobre la piel desnuda, mas resbaladiza encualquier caso.

Sin embargo alguna razon habra. Tal vez la misma que ha llevado a unos cientos de aficionados a la bicicleta a pasear en sus vehiculos, desnudos por el centro de Madrid. En este caso tampoco es por comodidad, ni por eficacia del pedaleo. En este caso la razon es mas clara, llamar la atencion sobre la pocas facilidades para transportarse a pedales por el centro de las grandes ciudades, reclamando mas espacio para este medio de transporte, muy popular en otras ciudades europeas.

Yo no se si este metodo de protesta o expresion es eficaz o no. Ciertamente llega a los medios de comunicacion y por tanto al publico, pero no se si llega el mensaje. En este caso, el medio no es el mensaje y lo que llega es el medio, la desnudez.

Ultimamente les da a muchos por ese medio. No hay parque de bomberos que se precie que no cuente con un calendario con fotos de sus miembros en estudiada desnudez, combinada con botas, arneses y mangueras. Tambien son populares los de policias locales. Recientemente tambien las miembros de la Asociacion de Padres de Familia de un Colegio en ciernes de cerrar o no construir un polideportivo, no se muy bien la razon ultima del posado, elabora un catalogo de felicitaciones navidenas que francamente, me provocaban escalofrios.

Querido gran ausente, no te he visto en las fotografias del rugby de Dunedin. Espero que no te haya dado por ahi, aunque si asi ha sido, envianos las fotos de prueba.





lunes, 8 de junio de 2009

Contaminación estética

Posiblemente la mejor forma de disfrutar de la bonita y diversa arquitectura de los edificios de Madrid sea recorriendo la ciudad en uno de esos autobuses de dos pisos con la cubierta superior sin techo, de modo que uno se desplaza a la altura del primer piso (o principal como se llamaba antes) y así se evita la muchas veces desagradable visión de la decoración de numerosos locales a pie de calle.

Rojos, amarillos chillones, verdes lima, azulones, cualquier color vale en la decoración de las fachadas de los locales comerciales para destacar y ser visto aunque sea a costa del buen gusto y de la necesaria armonía estética con el edificio que lo acoge y los otros colindantes. Cuando además coinciden varios locales comerciales de llamativo color cerca unos de otros entonces el efecto es aun mayor, formándose un arcoiris chillón y de mal gusto que afea esquinas y plazas.

Madrid sufre de contaminación estética, como sufre de contaminación del aire o acústica. Los colores de los locales comerciales huyen del color natural de la piedra de los edificios, blancos y ocres, y buscan el contraste máximo, creando una cacofonía del color insoportable. Lo que es bueno para un centro comercial de nuevo y moderno diseño no casa con la piedra desnuda del Madrid de los Austrias, ni con las fachadas sobrias y claras de Chamberí o el Barrio de Salamanca.

Otras ciudades han regulado el diseño exterior de los locales comerciales, muchas en Europa pero también en España. La nueva Gran Vía de Bilbao remozada recientemente es un buen ejemplo, donde las grandes marcas muestran su mercancía tras grandes escaparates encastrados perfectamente con los edificios de esta calle y los nombres de los comercios se muestran sin sobresaltar la estética general.

También la autorregulación sirve para moderar esta deriva. Algunas grandes marcas han desarrollados diseños corporativos para sus tiendas y locales que se integran en el entorno aruitectónico sin grandes contrastes, a veces incluso con armonía. El éxito comercial no viene del color de la fachada sino de la satisfacción que sus clientes encuentran dentro. El buen gusto y la responsabilidad estética (¿nuevo concepto a desarrollar como parte de la responsabilidad social corporativa?) deben encontrar recompensa. Igual que favorecemos como consumidores a las empresas que respetan el medioambiente deberíamos premiar también a aquellas que respetan ese otro ecosistema urbano.

Mientras el buen gusto encuentra su camino en los designios y diseños corporativos, recorramos Madrid en el bus descapotado y miremos hacia arriba, disfrutando además de balcones y ventanas, gárgolas y aves fénix, cristaleras y blasones, torres y miradores que nos ofrecen los edificios de Madrid.