Hay unos peces de acuario que crecen en función del tamaño de la pecera. Así, si les depositan en una pecera pequeña, de esas de cristal redondas que se colocan encima del televisor, los peces serán pequeños y mirarán al mundo grande de fuera deformado por la lente, abriendo y cerrando la boca sin llegar a comprenderlo del todo.
Por el contrario si se colocan en una pecera muy grande, entonces crecen y desarrollan aletas como alas, vaporosas y sutiles, de colores vivos que parecen mariposas de seda flotando y moviéndose a ritmos de brisas suaves y caprichosas. Entonces no miran hacia fuera porque su mundo es grande y tienen muchas cosas que explorar en su pecera.
Digo yo que los hombres también crecen más o menos según el tamaño de su pecera. El portero de una finca que frecuento tiene su mundo reducido al portal. Es un portal magnífico, con bronces, frisos y cornucopias, ascensores de hierro y caoba, señoras importantes, despachos y escalera de servicio. El mármol del suelo está siempre impoluto, los cristales claros y no se ven huellas en los bronces. Si vas temprano por la mañana, allí está el portero, embutido en un mono azul barriendo la acera, lustrando el metal o repasando el felpudo. A mediodía ya se ha cambiado y viste su uniforme de traje gris con pespuntes dorados en las mangas, corbata negra. Por la noche, lee su periódico con poca luz en su pupitre del chiscón y cuando los oficinistas se han ido de los despachos, cierra las contraventanas, apaga las luces y cierra con llave las oficinas.
Y así un día tras otro, jornadas largas de siete a diez. Incontables horas en las que el horizonte acaba en la esquina de enfrente, la luz del sol se apaga rápido y las estaciones se rigen por las hojas de los árboles delante del portal. La humanidad se divide en dos categorías, los que pasan por delante y los que entran en el portal: ¿a qué piso va?, 3º Izq, utilice la escalera de servicio.
De esta manera, como el pez de la pecera redonda, el portero mira al mundo, al que ve deformado por la lente de su portal, limpio y sin mancha, unos pasan otros no, sin poder llegar a comprenderlo del todo.
Esteban Kowalsky es una personalidad de múltiples facetas, tantas como le interese a su creador, alter-ego y alias. De esta manera Kowalsky puede explorar con su mente inquisitiva terrenos propios y extraños y su creador puede explorar en la mente de Kowalsky buscando claves diferentes. O es al revés?
viernes, 26 de diciembre de 2008
sábado, 20 de diciembre de 2008
La agenda moleskin
Hace unos 12 años compré una agenda moleskin negra, tamaño breviario como se decía antes o bolsillo. Para los que no conozcan esta legendaria pieza fundamental del equipaje de viajeros y exploradores, es de tapas negras de piel, hojas gruesas y lisas, con un ligero tono amarillento, y se cierra con una goma que asegura que no se abra accidentalmente y todas sus hojas y secretos se desparramen.
La agenda moleskin ha sido como decía, pieza fundamental de exploradores y periodistas, viajeros, entomólogos y artistas, científicos y pintores que han utilizado sus páginas para anotar, copiar, dibujar o escribir pequeños párrafos, que luego por la noche pudieran revisar y pasar a sus cuadernos de viaje o de observación, saboreando un te en la tienda de campaña o un gin tonic, poco hielo por favor, en el Ruffles de Singapore, o en el Norfolk de Nairobi o en Mena House a los pies de las pirámides, o un vaso de montepulciano o de tsantali en una habitación con vistas.
Yo la compré con la ilusión de revivir en mi piel alguna de esas aventuras, si bien mucho más modestas. Durante los últimos doce años he viajado literalmente por todo el mundo: he estado en los honky tonks de Manila o los street markets de Hong Kong, en medio de la Pampa y en la poblada Sao Paulo, en la convulsa Moscú y en la pacífica Viena, en Memphis negra, caliente y azul así como en la blanca y fría Calgary.
He visto todas las razas, escuchado todos los idiomas, olido todos los olores y comido todas las comidas. He conocido a gente grande y pequeña, de cuerpo, espíritu y ambiciones. He tenido experiencias extraordinarias y otras vulgares. He estado en medio de la soledad de las muchedumbres y el hormigón, así como de la otra soledad, la de las planicies, las montañas y los bosques. También me he sentido acompañado. He subido a aviones a muchos lugares y a otros que volvían, me he cruzado con muy diversos tipos en los aeropuertos y estaciones, en las campas de coches de alquiler y en los muelles. He recorrido kilómetros sólo y en compañía de gente con la que hablé de todo y nunca volveré a ver.
Durante estos doce años he viajado por todo el mundo y mi agenda moleskin me ha acompañado siempre, en mi maletín, cerrada y asegurada con su goma negra, sin que en estos doce años haya escrito, anotado, dibujado o copiado nada. Muda testigo en blanco de mis viajes.
Supongo que algo pensaría, vería, algo me impactaría o impresionaría mi retina. Sin embargo nada fue suficiente como para abrir la agenda moleskin negra y manchar la blancura algo amarillenta de sus páginas gruesas con escritos, anotaciones, dibujos.
Han tenido que pasar doce años para que, ahora que no viajo, escriba, anote, dibuje o copie en esta agenda moleskin virtual y digital, que no tiene tapas negras pero se cierra con un botón y protege sus secretos con un nombre de usuario.
No se si me acordaré de todo lo que he visto, olido, escuchado. De todas los sitios y gentes con quien he estado. Preguntaré a Kowalsky por si él llevara también una agenda moleskin.
La agenda moleskin ha sido como decía, pieza fundamental de exploradores y periodistas, viajeros, entomólogos y artistas, científicos y pintores que han utilizado sus páginas para anotar, copiar, dibujar o escribir pequeños párrafos, que luego por la noche pudieran revisar y pasar a sus cuadernos de viaje o de observación, saboreando un te en la tienda de campaña o un gin tonic, poco hielo por favor, en el Ruffles de Singapore, o en el Norfolk de Nairobi o en Mena House a los pies de las pirámides, o un vaso de montepulciano o de tsantali en una habitación con vistas.
Yo la compré con la ilusión de revivir en mi piel alguna de esas aventuras, si bien mucho más modestas. Durante los últimos doce años he viajado literalmente por todo el mundo: he estado en los honky tonks de Manila o los street markets de Hong Kong, en medio de la Pampa y en la poblada Sao Paulo, en la convulsa Moscú y en la pacífica Viena, en Memphis negra, caliente y azul así como en la blanca y fría Calgary.
He visto todas las razas, escuchado todos los idiomas, olido todos los olores y comido todas las comidas. He conocido a gente grande y pequeña, de cuerpo, espíritu y ambiciones. He tenido experiencias extraordinarias y otras vulgares. He estado en medio de la soledad de las muchedumbres y el hormigón, así como de la otra soledad, la de las planicies, las montañas y los bosques. También me he sentido acompañado. He subido a aviones a muchos lugares y a otros que volvían, me he cruzado con muy diversos tipos en los aeropuertos y estaciones, en las campas de coches de alquiler y en los muelles. He recorrido kilómetros sólo y en compañía de gente con la que hablé de todo y nunca volveré a ver.
Durante estos doce años he viajado por todo el mundo y mi agenda moleskin me ha acompañado siempre, en mi maletín, cerrada y asegurada con su goma negra, sin que en estos doce años haya escrito, anotado, dibujado o copiado nada. Muda testigo en blanco de mis viajes.
Supongo que algo pensaría, vería, algo me impactaría o impresionaría mi retina. Sin embargo nada fue suficiente como para abrir la agenda moleskin negra y manchar la blancura algo amarillenta de sus páginas gruesas con escritos, anotaciones, dibujos.
Han tenido que pasar doce años para que, ahora que no viajo, escriba, anote, dibuje o copie en esta agenda moleskin virtual y digital, que no tiene tapas negras pero se cierra con un botón y protege sus secretos con un nombre de usuario.
No se si me acordaré de todo lo que he visto, olido, escuchado. De todas los sitios y gentes con quien he estado. Preguntaré a Kowalsky por si él llevara también una agenda moleskin.
martes, 16 de diciembre de 2008
Metro de Madrid
Mi querido y admirado pensador semanal lo llama cráter metro-sauna y algunas cosas peores. Se queja de que no hay aire acondicionado en su línea y, sobre todo en verano, la combinación de temperatura y olor corporal lo hace insufrible.
Para mi el metro de Madrid es el melting pot de la ciudad. Es el crisol de la nueva demografía de Madrid, de España. Es una biopsia vertical y horizontal del tejido humano de este tiempo y lugar.
Es un termómetro de la actividad de la ciudad. A veces sauna (sic) y a veces ventilador en esos cruces de túneles que producen vientos secos y subterráneos. A las 7.30 de cualquier mañana de la semana cientos de miles de personas se desplazan por sus pasillos, sus vagones, en silencio, escuchando música o leyendo prensa gratuita, algunos incluso libros, en edición barata, de pasta blanda para que no abulte y no pese en el abrigo o en el bolso.
Mi idolatrado y laborioso creativo escribió hace años una movida canción, aspirante a canción de la movida inspirada en el metro de Madrid en la que el texto era la yuxtaposición de los letreros y mensajes de aviso y atención del suburbano: me-tro-po-li-ta-no, me-tro-po-li-ta-no, usted no se puede bajar, No introducir el pie entre coche y andeeeeeeen!
Luego el Metro creció como creció la ciudad y se lleno de estaciones nuevas: Ascao, Las Musas, La Peseta, Torre Arias, como se llenó de gentes nuevas. Rostros, facciones, complexiones, tonos de piel diferentes, mezclados. Ojos redondos, rasgados, hundidos y prominentes. Ojos vivos, de buscavidas, los más listos de la clase que comprendieron que su futuro estaba al otro lado del mar y ahora se mueven a ritmo de metro hacia ese nuevo futuro: Pirámides, Pacífico, Pan Bendito, Puerta del Sur.
A las 8.30 de cualquier noche de la semana cientos de miles se desplazan por sus pasillos, sus vagones, en silencio. A esta hora ya no se ven gratuitos, ni novelas, se lee menos. Apenas se ven los ojos que van caidos y cerrados por el sueño, una cabezada de cansancio antes de llegar a casa y dar el último empujón al día, estudiar, escribir, leer, cocinar, comer, lavar, planchar, hablar, rezar.
Las cabezas gachas, las miradas hacia abajo no esconden el cansancio, la fatiga, pero expresan duda sobre si esta es la vida soñada a este lado del mar. Si no habría una vida mejor que ellos han dejado atrás.
Pero mañana ya no dudarán y volverán a recorrer el metro, sus pasillos, sus vagones con sus ojos vivos, de buscavidas, los más listos de la clase.
Hay que bajar al cráter sauna, al cráter suburbano para entender el futuro, el humanario del que surgirá la España mestiza, próxima estación...Pueblo Nuevo.
Para mi el metro de Madrid es el melting pot de la ciudad. Es el crisol de la nueva demografía de Madrid, de España. Es una biopsia vertical y horizontal del tejido humano de este tiempo y lugar.
Es un termómetro de la actividad de la ciudad. A veces sauna (sic) y a veces ventilador en esos cruces de túneles que producen vientos secos y subterráneos. A las 7.30 de cualquier mañana de la semana cientos de miles de personas se desplazan por sus pasillos, sus vagones, en silencio, escuchando música o leyendo prensa gratuita, algunos incluso libros, en edición barata, de pasta blanda para que no abulte y no pese en el abrigo o en el bolso.
Mi idolatrado y laborioso creativo escribió hace años una movida canción, aspirante a canción de la movida inspirada en el metro de Madrid en la que el texto era la yuxtaposición de los letreros y mensajes de aviso y atención del suburbano: me-tro-po-li-ta-no, me-tro-po-li-ta-no, usted no se puede bajar, No introducir el pie entre coche y andeeeeeeen!
Luego el Metro creció como creció la ciudad y se lleno de estaciones nuevas: Ascao, Las Musas, La Peseta, Torre Arias, como se llenó de gentes nuevas. Rostros, facciones, complexiones, tonos de piel diferentes, mezclados. Ojos redondos, rasgados, hundidos y prominentes. Ojos vivos, de buscavidas, los más listos de la clase que comprendieron que su futuro estaba al otro lado del mar y ahora se mueven a ritmo de metro hacia ese nuevo futuro: Pirámides, Pacífico, Pan Bendito, Puerta del Sur.
A las 8.30 de cualquier noche de la semana cientos de miles se desplazan por sus pasillos, sus vagones, en silencio. A esta hora ya no se ven gratuitos, ni novelas, se lee menos. Apenas se ven los ojos que van caidos y cerrados por el sueño, una cabezada de cansancio antes de llegar a casa y dar el último empujón al día, estudiar, escribir, leer, cocinar, comer, lavar, planchar, hablar, rezar.
Las cabezas gachas, las miradas hacia abajo no esconden el cansancio, la fatiga, pero expresan duda sobre si esta es la vida soñada a este lado del mar. Si no habría una vida mejor que ellos han dejado atrás.
Pero mañana ya no dudarán y volverán a recorrer el metro, sus pasillos, sus vagones con sus ojos vivos, de buscavidas, los más listos de la clase.
Hay que bajar al cráter sauna, al cráter suburbano para entender el futuro, el humanario del que surgirá la España mestiza, próxima estación...Pueblo Nuevo.
domingo, 14 de diciembre de 2008
Entre el Conde y el Nikita
Por mucho que digamos, la ilusión de todo el que escribe es ser leido. Algunos de los más amables lectores de este blog han hecho algunos comentarios aclaratorios sobre las costmbres de "el Conde", cosa que me hace aún más ilusión.
Tienen razón al corregirme sobre alguna de las manías que relataba sobre el profesor: no era "el Conde" sino "el Nikita", profesor de Latín, el que daba con las llaves en la mesa para pasar turno, un golpe acierto, dos golpes, error: amititia, amititiae. "El Conde" daba en la mesa con los nudillos como confirma otro lector.
Los profesores eran en aquella época personajes susceptibles de leyenda. Con facilidad, a través de hermanos mayores o de chismorreos de pasillo, corrían anécdotas que si reunían las suficientes dosis de truculencia se convertían rápidamente en historias que conformaban un perfil legendario, muchas veces con tintes casi escatológicos. Los profesores entonces no tenían vida propia, privada, fuera de su condición del colegio pero tenían autoridad, tenían el carisma que da una cierta inaccesibilidad. Las leyendas contribuian a ese halo y por lo tanto raras veces eran desmontadas o negadas, porque a ellos les venía bien esa transformación de persona en personaje.
Todos tenían mote. Y todos tenían un dicho o latiguillo, que, según la hagiografía no autorizada de los mismos, utilizaban al enmendar la plana a algún alumno: ninguno de nosotros lo oyó jamás, pero juraríamos que "el Willy" decía aquello de "....oiga, que tengo el labio partido y no me puedo reir" cuando alguien se equivocaba de respuesta, latiguillo que pegaba muy bien con su aspecto de ex-jugador de rugby con la rodilla machacada que le apartó de una carrera deportiva plagada de éxitos (fabella dixit).
Ninguno lo vimos jamás, pero juraríamos que "el Jimmy Calavera" arrancaba los pelos a puñados cuando te tiraba de la patilla por no saber la lección de Geografía.
De "el Ruano" la leyenda nunca refrendada afirmaba que era entrenador de beisbol (así escrito en su grafía castellana) y que había vivido en América, lo que unido a sus gafas de altísima graduación le permitía derrapes intelectuales en clase que nadie ponía en duda.
Otras excentricidades sí que estaban clara y fehacientemente contrastadas, como en el caso de "el Peláez" que iniciaba todas sus clases con media pastillita de Hibitane y un cigarrillo, que encendía y con la primera calada soplaba encima de la mesa para barrer cualquier hebra, ceniza o resto del Hibitane, moviéndo la cabeza de lado a lado para abarcar toda la superficie.
O el caso de aquel otro profesor que como estrategia correctora de sus alumnos menos aplicados, los llamaba a situarse de pie sobre una baldosa determinada, justo delante de su mesa. Entonces él se ponía delante y desde la altura que le daba el estrado dejaba caer el borrador de la pizarra sobre la cabez del infeliz, que, más que por el dolor, quedaba envuelto en una nube de tiza.
Tampoco eran leyenda los "cariños" y "caricias" que cierto fraile nos dispensaba cuando nos ofreciamos voluntarios para hacer de monaguillos en sus misa diaria, a las doce de la mañana, con el doble objetivo de saltarnos una hora de clase y darle un buen tiento al vino de consagrar de la sacristía.
Leyendo estos recuerdos alguno podría deducir que la experienca resultara en traumática, que los excesos verbales nos quitaban dignidad, que los golpes eran maltratos y las caricias, abusos deshonestos. Alguno ha hecho una película o escrito un drama con menos. Sin embargo yo no lo veo así, sino parte del paisaje de una época, de un tiempo que no tiene continuidad ni razón de ser ahora, pero que entonces nos permitió crecer, aprender y madurar para enfentarnos a un mundo que iba a cambiar, con experiencias reales y personajes de carne y hueso.
Ahora los niños están expuestos a todo eso y más pero de forma aséptica, lejana porque lo ven y lo experimentan a través de la televisión o el ordenador. Pero eso será objeto de otro comentario.
Tienen razón al corregirme sobre alguna de las manías que relataba sobre el profesor: no era "el Conde" sino "el Nikita", profesor de Latín, el que daba con las llaves en la mesa para pasar turno, un golpe acierto, dos golpes, error: amititia, amititiae. "El Conde" daba en la mesa con los nudillos como confirma otro lector.
Los profesores eran en aquella época personajes susceptibles de leyenda. Con facilidad, a través de hermanos mayores o de chismorreos de pasillo, corrían anécdotas que si reunían las suficientes dosis de truculencia se convertían rápidamente en historias que conformaban un perfil legendario, muchas veces con tintes casi escatológicos. Los profesores entonces no tenían vida propia, privada, fuera de su condición del colegio pero tenían autoridad, tenían el carisma que da una cierta inaccesibilidad. Las leyendas contribuian a ese halo y por lo tanto raras veces eran desmontadas o negadas, porque a ellos les venía bien esa transformación de persona en personaje.
Todos tenían mote. Y todos tenían un dicho o latiguillo, que, según la hagiografía no autorizada de los mismos, utilizaban al enmendar la plana a algún alumno: ninguno de nosotros lo oyó jamás, pero juraríamos que "el Willy" decía aquello de "....oiga, que tengo el labio partido y no me puedo reir" cuando alguien se equivocaba de respuesta, latiguillo que pegaba muy bien con su aspecto de ex-jugador de rugby con la rodilla machacada que le apartó de una carrera deportiva plagada de éxitos (fabella dixit).
Ninguno lo vimos jamás, pero juraríamos que "el Jimmy Calavera" arrancaba los pelos a puñados cuando te tiraba de la patilla por no saber la lección de Geografía.
De "el Ruano" la leyenda nunca refrendada afirmaba que era entrenador de beisbol (así escrito en su grafía castellana) y que había vivido en América, lo que unido a sus gafas de altísima graduación le permitía derrapes intelectuales en clase que nadie ponía en duda.
Otras excentricidades sí que estaban clara y fehacientemente contrastadas, como en el caso de "el Peláez" que iniciaba todas sus clases con media pastillita de Hibitane y un cigarrillo, que encendía y con la primera calada soplaba encima de la mesa para barrer cualquier hebra, ceniza o resto del Hibitane, moviéndo la cabeza de lado a lado para abarcar toda la superficie.
O el caso de aquel otro profesor que como estrategia correctora de sus alumnos menos aplicados, los llamaba a situarse de pie sobre una baldosa determinada, justo delante de su mesa. Entonces él se ponía delante y desde la altura que le daba el estrado dejaba caer el borrador de la pizarra sobre la cabez del infeliz, que, más que por el dolor, quedaba envuelto en una nube de tiza.
Tampoco eran leyenda los "cariños" y "caricias" que cierto fraile nos dispensaba cuando nos ofreciamos voluntarios para hacer de monaguillos en sus misa diaria, a las doce de la mañana, con el doble objetivo de saltarnos una hora de clase y darle un buen tiento al vino de consagrar de la sacristía.
Leyendo estos recuerdos alguno podría deducir que la experienca resultara en traumática, que los excesos verbales nos quitaban dignidad, que los golpes eran maltratos y las caricias, abusos deshonestos. Alguno ha hecho una película o escrito un drama con menos. Sin embargo yo no lo veo así, sino parte del paisaje de una época, de un tiempo que no tiene continuidad ni razón de ser ahora, pero que entonces nos permitió crecer, aprender y madurar para enfentarnos a un mundo que iba a cambiar, con experiencias reales y personajes de carne y hueso.
Ahora los niños están expuestos a todo eso y más pero de forma aséptica, lejana porque lo ven y lo experimentan a través de la televisión o el ordenador. Pero eso será objeto de otro comentario.
sábado, 6 de diciembre de 2008
¿Dónde están las hipotecas basura?
En Tetuán, 28039 Madrid. Al menos ahí hay una. Esta es su ficha:
Vivienda: 60 m2 en un edificio sin ascensor, sin parking, sin trastero, sin vistas, en una calle de mucho ruido. Estado general, deplorable, con claros signos y daños de humedades en paredes y suelos. La cocina amueblada hasta el techo con muebles de formica que se descomponen al abrir y cerrar sus cajones. Dos dormitorios, un balcón. Valorado por el tasador facilitado por la agencia inmobiliaria en…295.000€!, casi 5.000€/m2 como en Chamberí, no faltaba más.
Compradores: pareja menor de 30 años de edad, de origen dominicano con varios años de residencia en España, un hijo y otro en camino, 2 nóminas que juntas y sumadas no llegan a los 1.400€. Completan sus ingresos con el alquiler de uno de los dormitorios con derecho a baño, sin derecho a visitas, y algunas propinas y chapuzas. La economía sumergida sigue existiendo.
La hipoteca: a 30 años sobre el 100% del valor de tasación de la vivienda, de las llamadas flexibles: interés fijo los tres primeros años, bajito para que la cuota sea moderada, aceptable y se pueda pagar, 1.000€, con estrecheces pero se puede pagar. Lo que pasa es que pasados esos tres años se actualiza el tipo al Euribor más 1.25% con cuota creciente del 2%. Así, la cuota pasa el próximo mes a 1.800€! Sólo un 130% de la suma de las dos nóminas, sólo 800€ más al mes. Pero como es flexible, al final de los 30 años todavía queda un pico, nada, unas migajas que abonar para liquidar el préstamo, de una sola vez, al final de los 30 años: 48.000€ del ala, 8M de pesetas, de las antiguas pesetas. Seguramente lo que valía el piso antes de la llegada del Euro! En la hipoteca firman además de los compradores otros tres avalistas no hipotecantes, familiares y amigos de la pareja, sin bienes declarados, con nóminas de similar porte. (Ya se sabe, estos inmigrantes viven todos juntos y seguro que la pagan entre todos, ya se sabe la familia etc…lo comparten todo).
El Banco: no es un banco tradicional, es una caja, con su obra social, ya no tiene el Monte de Piedad, y desde luego piedad no les sobra. Es una Caja de alta implantación social y popular, buena imagen y grandes profesionales, que tiene su holding industrial, su capital riesgo, su Corporate finance, su banca personal, su banca de inversiones y su Fundación. Pero tiene también que cumplir sus objetivos de pasivo, jefes regionales y directores de sucursales con cuota, que tienen que llegar a sus ratios y que llegan a diseñar productos tan creativos como esta hipoteca flexible con la que se saltan todos los criterios de gestión del riesgo.
En inglés hay una palabra que define muy bien esto, scam: a confidence game or other fraudulent scheme, especially for making a quick profit. (un abuso de confianza u otra trama fraudulenta, especialmente para hacer un beneficio económico rápido).
En español lo traduciríamos por estafa, pero se pierde el elemento de organización y planificación, que incorpora el vocablo inglés. Porque este producto es una estafa organizada, dirigida a un público objetivo (¿a que a ninguno de los lectores les han ofrecido nunca un producto así?) que se iba a dejar deslumbrar por las cuotas iniciales bajas (sólo 1.000€!), por no tener que desembolsar nada de capital (100% del valor de tasación!) y que no iba a comprender o directamente iba a ignorar las implicaciones y los compromisos futuros que adquirían. Y ahí están implicados la agencia inmobiliaria (compañía líder en agencias inmobiliarias franquiciadas), los tasadores, el notario que miró a otro lado mientras les leía la escritura a los felices nuevos compradores y la caja de ahorros (al menos las sucursales que ofrecieron este producto).
Esta estafa, seguramente legal, pero desde luego inmoral, es además estúpida. Porque ¿cómo se pueden pagar 1.800€ con dos nóminas que no llegan al umbral de subsistencia? La hipoteca iba a resultar en morosidad tarde o temprano. ¿Y ahora qué?
¿Cuántas hipotecas como esta hay en Tetuán? ¿…y en Valdeacederas, Coslada, Alcalá o Lavapiés? Seguramente muchas, por un valor de varios cientos de millones de euros, que van a entrar en impago ya o en los próximos meses. No creo que ahora mismo les interese aumentar su inventario de viviendas sobrevaloradas así que más le valiera a alguien en la caja tratar de ser proactivo, abrir una ventanilla para renegociar y tratar de apuntarse un tanto antes de que les estalle en la cara. Porque les va a estallar.
Así que cuando alguien pregunte ¿dónde están las hipotecas basura?, ya sabemos dónde hay algunas.
Vivienda: 60 m2 en un edificio sin ascensor, sin parking, sin trastero, sin vistas, en una calle de mucho ruido. Estado general, deplorable, con claros signos y daños de humedades en paredes y suelos. La cocina amueblada hasta el techo con muebles de formica que se descomponen al abrir y cerrar sus cajones. Dos dormitorios, un balcón. Valorado por el tasador facilitado por la agencia inmobiliaria en…295.000€!, casi 5.000€/m2 como en Chamberí, no faltaba más.
Compradores: pareja menor de 30 años de edad, de origen dominicano con varios años de residencia en España, un hijo y otro en camino, 2 nóminas que juntas y sumadas no llegan a los 1.400€. Completan sus ingresos con el alquiler de uno de los dormitorios con derecho a baño, sin derecho a visitas, y algunas propinas y chapuzas. La economía sumergida sigue existiendo.
La hipoteca: a 30 años sobre el 100% del valor de tasación de la vivienda, de las llamadas flexibles: interés fijo los tres primeros años, bajito para que la cuota sea moderada, aceptable y se pueda pagar, 1.000€, con estrecheces pero se puede pagar. Lo que pasa es que pasados esos tres años se actualiza el tipo al Euribor más 1.25% con cuota creciente del 2%. Así, la cuota pasa el próximo mes a 1.800€! Sólo un 130% de la suma de las dos nóminas, sólo 800€ más al mes. Pero como es flexible, al final de los 30 años todavía queda un pico, nada, unas migajas que abonar para liquidar el préstamo, de una sola vez, al final de los 30 años: 48.000€ del ala, 8M de pesetas, de las antiguas pesetas. Seguramente lo que valía el piso antes de la llegada del Euro! En la hipoteca firman además de los compradores otros tres avalistas no hipotecantes, familiares y amigos de la pareja, sin bienes declarados, con nóminas de similar porte. (Ya se sabe, estos inmigrantes viven todos juntos y seguro que la pagan entre todos, ya se sabe la familia etc…lo comparten todo).
El Banco: no es un banco tradicional, es una caja, con su obra social, ya no tiene el Monte de Piedad, y desde luego piedad no les sobra. Es una Caja de alta implantación social y popular, buena imagen y grandes profesionales, que tiene su holding industrial, su capital riesgo, su Corporate finance, su banca personal, su banca de inversiones y su Fundación. Pero tiene también que cumplir sus objetivos de pasivo, jefes regionales y directores de sucursales con cuota, que tienen que llegar a sus ratios y que llegan a diseñar productos tan creativos como esta hipoteca flexible con la que se saltan todos los criterios de gestión del riesgo.
En inglés hay una palabra que define muy bien esto, scam: a confidence game or other fraudulent scheme, especially for making a quick profit. (un abuso de confianza u otra trama fraudulenta, especialmente para hacer un beneficio económico rápido).
En español lo traduciríamos por estafa, pero se pierde el elemento de organización y planificación, que incorpora el vocablo inglés. Porque este producto es una estafa organizada, dirigida a un público objetivo (¿a que a ninguno de los lectores les han ofrecido nunca un producto así?) que se iba a dejar deslumbrar por las cuotas iniciales bajas (sólo 1.000€!), por no tener que desembolsar nada de capital (100% del valor de tasación!) y que no iba a comprender o directamente iba a ignorar las implicaciones y los compromisos futuros que adquirían. Y ahí están implicados la agencia inmobiliaria (compañía líder en agencias inmobiliarias franquiciadas), los tasadores, el notario que miró a otro lado mientras les leía la escritura a los felices nuevos compradores y la caja de ahorros (al menos las sucursales que ofrecieron este producto).
Esta estafa, seguramente legal, pero desde luego inmoral, es además estúpida. Porque ¿cómo se pueden pagar 1.800€ con dos nóminas que no llegan al umbral de subsistencia? La hipoteca iba a resultar en morosidad tarde o temprano. ¿Y ahora qué?
¿Cuántas hipotecas como esta hay en Tetuán? ¿…y en Valdeacederas, Coslada, Alcalá o Lavapiés? Seguramente muchas, por un valor de varios cientos de millones de euros, que van a entrar en impago ya o en los próximos meses. No creo que ahora mismo les interese aumentar su inventario de viviendas sobrevaloradas así que más le valiera a alguien en la caja tratar de ser proactivo, abrir una ventanilla para renegociar y tratar de apuntarse un tanto antes de que les estalle en la cara. Porque les va a estallar.
Así que cuando alguien pregunte ¿dónde están las hipotecas basura?, ya sabemos dónde hay algunas.
viernes, 5 de diciembre de 2008
Homenaje a "el Conde"
El Conde fue mi mejor profesor de Lengua y Literatura española. El colegio era el típico de curas, sólo chicos, con buen nivel académico y deportivo, en un barrio de clase media de Madrid, con un patio de cemento con las rayas de los campos de juego pintadas en blanco y amarillo, cruzándose, al que luego se le añadió un polideportivo cubierto. Los curas al principio vestían todos sotana, luego fueron dejándola por el tergal y la pana, al tiempo que perdían la vocación y se hacían seglares. El colegio cambió con los tiempos y eso hace que el recuerdo y el poso sea un tanto borroso, mezclado, con claroscuros.
Lo que no cambió fueron algunos de los profesores. Cómo el pader Dámaso, profesor de ciencias naturales, con tan gran voz como corta estatura, que sembró en muchos de nostros el amor por la biología y las ciencias de la vida. O el Villalta que combatía su úlcera con bicarbonato y gestos en los que estiraba la cara y el cuello, como queriendo estirar también el esófago y restañar así la herida que le mortificaba, todo ello mientras nos explicaba las bases de la química orgánica.
Pero entre todos ellos sobresale el Conde. Bajo y ancho, sin ser gordo, más bien cuadrado y sólido.Con unas gafas de las de culo de vaso cuyos cristales eran tan gruesos que amarilleaban. Caspa en los hombros y una permanente media sonrisa que no era de risa sino de ironía.
Tenía fama de coco, porque exigía mucho. Sus clases incluían lecturas de los clásicos y análisis de los textos, pero no sólo gramatical, sino para entender sus sentido, aprender a bucear en las motivaciones últimas del escritor. Un párrafo podía dar de sí toda la hora, en la que todos participábamos y nos estrujábamos el cerebro para tratar de entender el significado oculto de las palabras.
Otros días nos dedicabamos a escribir; nos daba una frase, una palabra o un asunto y nos pedía que escribiésemos una redacción. Al final de la clase dos o tres elegidos al azar la leerían y entre todos la comentaríamos, fascinante ejercicio en el que además aprendías muchísimo sobre lo que poblaba la cabeza de nuestros compañeros de pupitre.
Famosas eran sus palabras de vocabulario, que recitaba solemne de tres en tres para que las apuntáramos y buscáramos su significado en el diccionario: bodoque, cofrade, patibulario. Tuétano, miriñaque, estrambótico. Al día siguiente nos pondría a todos en fila y nos iría preguntando: si acertabas, un golpe con las llaves en la mesa para pasar al siguiente en la fila. Si fallabas, dos golpes rápidos, impacientes daban la oportunidad al compañero siguiente. A veces alguno se equivocaba y daba una definición muy alejada de la correcta. Entonces el Conde interrumpía la cadena: "señor Rodriguez, no tiene usted ni idea, váyase a la mesa a romper pantalones", provocando las risas de todos, incluido Rodriguez, que se iba a su mesa algo colorado, pero que probablemente no iba a fallar la próxima vez.
Nos hizo leer a los clásicos, sobre todo el siglo de Oro, pero también a los grandes escritores del XIX (Galdós, Moratín, Larra...) y XX (Ferlosio, Delibes, Cela...) A chavales de 15 años, y que nos gustara. Nos enseño a escribir y a razonar y la importancia de un vocabulario rico y variado. Nos enseño que escribir versos no tenía porque ser una cosa de la edad o del pasado.
Luego supimos que él mismo era poeta y amigo de poetas y participaba en jornadas de poesía en las que leia sus versos aunque nunca conocimos que publicara sus poemas, ni nunca nos leyó ninguno.
Conde, no se dónde andas ni que ha sido de tu vida, ya jubilado de un colegio que no reconocerías. Seguro que sigues leyendo. Espero que sigas escribiendo, aunque nadie te lea. Y espero que sepas que muchos de nosotros recordamos con gratitud tus enseñanzas.
Lo que no cambió fueron algunos de los profesores. Cómo el pader Dámaso, profesor de ciencias naturales, con tan gran voz como corta estatura, que sembró en muchos de nostros el amor por la biología y las ciencias de la vida. O el Villalta que combatía su úlcera con bicarbonato y gestos en los que estiraba la cara y el cuello, como queriendo estirar también el esófago y restañar así la herida que le mortificaba, todo ello mientras nos explicaba las bases de la química orgánica.
Pero entre todos ellos sobresale el Conde. Bajo y ancho, sin ser gordo, más bien cuadrado y sólido.Con unas gafas de las de culo de vaso cuyos cristales eran tan gruesos que amarilleaban. Caspa en los hombros y una permanente media sonrisa que no era de risa sino de ironía.
Tenía fama de coco, porque exigía mucho. Sus clases incluían lecturas de los clásicos y análisis de los textos, pero no sólo gramatical, sino para entender sus sentido, aprender a bucear en las motivaciones últimas del escritor. Un párrafo podía dar de sí toda la hora, en la que todos participábamos y nos estrujábamos el cerebro para tratar de entender el significado oculto de las palabras.
Otros días nos dedicabamos a escribir; nos daba una frase, una palabra o un asunto y nos pedía que escribiésemos una redacción. Al final de la clase dos o tres elegidos al azar la leerían y entre todos la comentaríamos, fascinante ejercicio en el que además aprendías muchísimo sobre lo que poblaba la cabeza de nuestros compañeros de pupitre.
Famosas eran sus palabras de vocabulario, que recitaba solemne de tres en tres para que las apuntáramos y buscáramos su significado en el diccionario: bodoque, cofrade, patibulario. Tuétano, miriñaque, estrambótico. Al día siguiente nos pondría a todos en fila y nos iría preguntando: si acertabas, un golpe con las llaves en la mesa para pasar al siguiente en la fila. Si fallabas, dos golpes rápidos, impacientes daban la oportunidad al compañero siguiente. A veces alguno se equivocaba y daba una definición muy alejada de la correcta. Entonces el Conde interrumpía la cadena: "señor Rodriguez, no tiene usted ni idea, váyase a la mesa a romper pantalones", provocando las risas de todos, incluido Rodriguez, que se iba a su mesa algo colorado, pero que probablemente no iba a fallar la próxima vez.
Nos hizo leer a los clásicos, sobre todo el siglo de Oro, pero también a los grandes escritores del XIX (Galdós, Moratín, Larra...) y XX (Ferlosio, Delibes, Cela...) A chavales de 15 años, y que nos gustara. Nos enseño a escribir y a razonar y la importancia de un vocabulario rico y variado. Nos enseño que escribir versos no tenía porque ser una cosa de la edad o del pasado.
Luego supimos que él mismo era poeta y amigo de poetas y participaba en jornadas de poesía en las que leia sus versos aunque nunca conocimos que publicara sus poemas, ni nunca nos leyó ninguno.
Conde, no se dónde andas ni que ha sido de tu vida, ya jubilado de un colegio que no reconocerías. Seguro que sigues leyendo. Espero que sigas escribiendo, aunque nadie te lea. Y espero que sepas que muchos de nosotros recordamos con gratitud tus enseñanzas.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Los zapatos del otro
Empatía.-Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.
En inglés, empathy. No tenemos mucha costumbre de utilizar esta palabra en español y en España. Por el contrario, los americanos, los anglosajones la han incorporado al lenguaje coloquial culto. Y no sólo eso, sino que se trata de una cualidad requerida y valorada en las relaciones personales y laborales. Ponerse en el lugar del otro, ponerse en los zapatos del otro, como se dice en EEUU, es útil para entender mejor las motivaciones, sentimientos, los actos y pensamientos, y por lo tanto, estar en mejor posición para aceptarlos, entenderlos o tratar de influir en ellos.
Esta cualidad ademas genera tolerancia ya que si antes nos hemos visto en los zapatos del otro estaremos mas preparados para tolerarlo.
Como decía, en España no estamos acostumbrados a utilizar la palabra empatía, pero es que tampoco la practicamos. En España no somos empáticos, nos cuesta ponernos en el lugar del otro y como consecuencia, no solo por ello pero contribuye, no somos tolerantes, comprensivos, no aceptamos fácilmente las posiciones de los otros.
A cambio tenemos un Ministerio de la Igualdad, lo que yo creo que indica que entendemos la tolerancia en una sola dimensión, no en sus multiples magnitudes, que veríamos y comprenderíamos cuando nos pusieramos en los zapatos del otro.
Más nos valiera tener un Ministerio de la Empatía.
En inglés, empathy. No tenemos mucha costumbre de utilizar esta palabra en español y en España. Por el contrario, los americanos, los anglosajones la han incorporado al lenguaje coloquial culto. Y no sólo eso, sino que se trata de una cualidad requerida y valorada en las relaciones personales y laborales. Ponerse en el lugar del otro, ponerse en los zapatos del otro, como se dice en EEUU, es útil para entender mejor las motivaciones, sentimientos, los actos y pensamientos, y por lo tanto, estar en mejor posición para aceptarlos, entenderlos o tratar de influir en ellos.
Esta cualidad ademas genera tolerancia ya que si antes nos hemos visto en los zapatos del otro estaremos mas preparados para tolerarlo.
Como decía, en España no estamos acostumbrados a utilizar la palabra empatía, pero es que tampoco la practicamos. En España no somos empáticos, nos cuesta ponernos en el lugar del otro y como consecuencia, no solo por ello pero contribuye, no somos tolerantes, comprensivos, no aceptamos fácilmente las posiciones de los otros.
A cambio tenemos un Ministerio de la Igualdad, lo que yo creo que indica que entendemos la tolerancia en una sola dimensión, no en sus multiples magnitudes, que veríamos y comprenderíamos cuando nos pusieramos en los zapatos del otro.
Más nos valiera tener un Ministerio de la Empatía.
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