martes, 17 de mayo de 2011

Publicidad y política

O Sra Rushmore y Tomás Gómez!

El PSOE de Madrid, o al menos la candidatura de Tomás Gómez a la Comunidad de Madrid ha utilizado los servicios de Sra. Rushmore para diseñar su estrategia de comunicación en las elecciones.

Sra Rushmore es una de las primeras agencias españolas en cuanto a creatividad y no vamos a descubrir ahora sus talentos y sus logros. Como buena agencia de publicidad ha tratado de traducir la esencia del producto que quiere vender a su público objetivo utilizando lo mejor de la práctica y método publicitario.



Sus creativos habrán estudiado el briefing aportado por el equipo del candidato, los objetivos, las encuestas demoscópicas, los estudios demográficos y sociológicos, el programa electoral, los mensajes y estrategias de los competidores y han concluido en una estrategia de comunicación que se manifiesta a través de la imagen, de los formatos de comunicación, de los mensajes de posicionamiento, de los sloganes....Habrán trabajado con los expertos en medios y otras plataformas de comunicación y han desarrollado también una estrategia capilar de presencia en todos los medios y formatos al alcance: desde las tradicionales prensa, radio y tv hasta las redes sociales más micro y más macro, mobiliario urbano y hasta mobiliario virtual.

Hasta ahí nada que objetar. La publicidad traduce la esencia de un producto a sus consumidores potenciales. Aporta información, comfort, reconocimiento, seguridad al consumidor. La publicidad acerca y traslada en razón y emoción los beneficios de un producto.

Pero nada es sin producto.

Y ese es el problema que los mejores creativos de Sra Rushmore no pueden solucionar: la falta de producto.

Y en este caso eso es muy evidente.

Así, los mensajes son perfectos y medidos, dirigidos a la diana buscada, tratan de apelar a unas necesidades no cubiertas por sus competidores, insatisfacciones o percepciones que sin duda existen y laten en la sociedad. Pero no relacionan con el producto, los mensajes flotan en el vacío, perfectos medidos, pero no tienen soporte con la trayectoria, la experiencia, la realidad del candidato. El producto no es, es mentira. Nada de lo que dice, comunica, expresa sin salirse del guión de agencia está imbricado con una trayectoria vital, con un planteamiento filosófico, con una consistencia ideológica. Son mensajes envoltorio de nada. Perfectos envoltorios de una nada completa.

Cuando la comunicación de un candidato se le encarga a una agencia de publicidad, en vez de a un experto en comunicacion política ya nos envian un mensaje: el producto es envoltorio, no contenido.

Coda: no es ideológico, ni indica intención de voto a un partido determinado. A éste no me lo creo. A Lissavetzky le votaré o no. Pero me lo creo. Mismo envoltorio, distinto contenido.

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