27 de noviembre de 2008. Desde hace más de 24 horas la CNN no deja de emitir noticias sobre los ataques terroristas en Bombay (me gusta más el nombre antiguo que la nueva nomenclatura, Mumbai). Es un continuo repetir las mismas noticias porque noticia sólo hay una: una banda de descerebrados ha asolado el distrito más pudiente e internacional de Bombay disparando como locos sin parar contra todo lo que se mueve con el resultado ya conocido de 125 muertos y más de 325 heridos, de momento. La CNN es perfecta en este tipo de situaciones en las que despliega su red de corresponsales y periodistas/presentadores por todo el mundo y entrevista uno tras otro a especialistas que repiten uno tras otro casi las mismas cautelas y consideraciones.
Es tremendamente adictivo. Desde que tuve noticia de los ataques sólo he conectado la CNN y lo hago sin parar. Sigo la ronda de contactos y la ronda de entrevistas que se repiten cada hora cuándo cambia el presentador/conductor del programa y al final lo único que saco en claro es el número de víctimas y los lugares dónde ha transcurrido, transcurre aún, la acción.
Los análisis tratan de arrojar luz sobre la autoría material e intelectual del ataque, quién está detrás, quién financia, a quién beneficia y que va a representar esto para nosotros en el futuro. Todo lo que dicen tiene sentido y desde luego no voy a discutirlo, pero hay algo aterrador en este ataque que todavía no ha sido resaltado por nadie, al menos nadie en la red de la CNN: el ataque es como una historia de videojuegos, de esos videojuegos de alta definición que se juegan con la xbox o la ps3 y se ven en una pantalla gigante. Esos juegos en los que los personajes aparecen prácticamente de la nada, pero traen ya su historia a cuestas, su pasado y en seguida entran en acción, en una acción brutal, continua, sin respiro, dónde hay muerte y destrucción por todas partes en 3D, con sonido home theater sensorround 3. Juegos en los que los jugadores, los de verdad de carne y hueso, a este lado del plasma se identifican con alguno de los actores virtuales del juego, que tienen nombres como Jag, Metcal, Bolt, Knicker y facciones en los que puedes identificar muchos orígenes, mucha historia de sufrimiento, causado y sufrido, que les ha dejado resignados a su destino de destrucción, lo que hacen con eficacia y determinación, perfeccionismo en sus acciones...y sin ninguna sensación de piedad o culpabilidad moral. Por qué iban a tenerla, al fin y al cabo sólo es un juego!
Cómo el de estos 20 o 30 terroristas de Bombay, que como en la xbox de repente se bajan de una lancha motora en el muelle de Bombay y se dirigen en comandos, disparando y tirando granadas de mano a diversos destinos dónde siguen matando y disparando y creando terror y algunos muriendo, con eficiencia, determinación, es su destino, matar y morir matando a quien sea, porque ellos también están al otro lado del plasma, o lo van a estar, ya se encargará la CNN de ello...y sin ninguna sensación de piedad o culpabilidad moral. Por qué iban a tenerla, al fin y al cabo sólo es un juego!
Lo más terrorífico entonces es que la vida real cada vez se va a parecer más a un videojuego.
Coda: Como en un buen videojuego, éste se puede iniciar desde distintas pantallas o localizaciones. El jugador puede iniciar el juego en el Centro judío de Nariman House, ya que siempre da puntos extra eliminar judíos. O puede elegir el Leopold Café, o el Taj Mahal Hotel dónde abundan los occidentales que valen muchos puntos. O bien se puede empezar en la estación de tren de Chatrapani Shivaji, dónde lo que más hay son locales, que valen muchos menos puntos cada uno pero se puede conseguir un buen resultado porque hay muchas dianas. De fondo, suena Mad World by Gary Jules.
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