La mayor parte de las casas aún conservan esa dignidad de castellano viejo, hidalgo pobre, silente, que guarda sus penas y penurias de puertas adentro. Algunas no han aguantado ni el paso del tiempo ni la mengua de la hacienda de sus propietarios y sus muros y tejados derribados dejan ver patios y estancias invadidos por cascotes y malezas.
Un castillo, todavía su torre en pie, otea y vigila el páramo solitario, recordando otros momentos en su larga historia dónde tras los oteros acecha el moro, o el leonés, o el castellano, porque todos han pasado y batalleado por aquí. Enfrente, en otro otero de altura similar, como contrapeso simbólico entre el poder mundano y guerrero de los señores del castillo y el mundo espiritual y celestial, el Santuario de Nuestra Señora de Tiedra Vieja se mantiene en pie desafiando el paso del tiempo, la transitoriedad de lo terrenal y el frío viento del cierzo.
Al Santuario se llega por dos caminos paralelos, los dos flanqueados a ambos lados por hileras de los únicos árboles a la vista, y que fueron costeados por los propios vecinos de la Villa de Tiedra, en el lejano año de 1855, según consta con orgullo en un mosaico sobre la puerta principal de entrada al Santuario, movilizados por un diligente alcalde y sus regidores.
Por ambos caminos acuden los domingos y fiestas las mujeres y los niños, a veces también los hombres, a la llamada de las campanas para la misa dominical. Ambos caminos, dónde los árboles centenarios luchan por erguirse contra el frío y el cierzo, los han recorrido los habitantes de Tiedra para bautizar a sus hijos, para casarlos y para ser enterrados en el pequeño y protegido cementerio, el único lugar a la vista resguardado del viento, quizá para que los muertos no pasen el frío que pasaron de vivos.
Al entrar en el Santuario aparece en el costado el patio de la Hospedería de dos pisos de "arquerías de medio punto", al que se asoman a la izquierda las habitaciones. El templo actual es barroco, de una sola nave entre contrafuertes y pilastras, que se cubre con "cañon con lunetos y yeserías barrocas" y "cúpula vaída en el crucero y capilla mayor. Coro alto a los pies y espadaña en la cabecera de dos cuerpos, de piedra", como se describe en el inventario de bienes de interés cultural de la Junta de Castilla y León.
Dentro, el camarín abierto con un retablo baldaquino de columnas salomónicas al fondo, aloja, protegida por una reja barroca del s XVIII, la imagen románica de la Virgen de Nuestra Señora de Tiedra "la Vieja", de gran devoción en la comarca.
Enfrente de un órgano de madera, grande y ornado y también necesitado de una profunda restauración, cientos de fotografías enmarcadas, agarrándose como pueden a la pared, recuerdan bodas y bautizos, efemérides y eventos, quintos y autoridades, ilusiones y añoranzas de hombres y mujeres ausentes ya la mayoría, por el paso del tiempo o de la vida, o quizá por que emprendieron la aventura que la fota rememora, la aventura de partir del pueblo hacia una vida
Partieron los quintos, fotos llenas de ilusión por la incertidumbre y angustia por la marcha; artilleros, regulares, ferroviarios y voluntarios de Cuba; fotos dejadas en el muro para que sean vistas por madres y novias, por padres que quizá volvieron y chavales que aspiran a marchar.
Fotos de Padre y Madre, q.e.p.d., que buenos eran buenísimos y los dos tan pulcros y arreglados miran a la posteridad, inmortalizados por el ojo de la cámara y la perspicacia del fotógrafo que adivinó la trascendencia del momento.
Fotos de la familia, hermanos y hermanas, abuelas y seños, bustos que miran al frente, bustos ladeados, sonrientes, en orla, flotando en el vacío blanco de un futuro que ya no existe porque su sueño, su proyecto, su pueblo imaginado ya no existe.
Fotos de la familia, hermanos y hermanas, abuelas y seños, bustos que miran al frente, bustos ladeados, sonrientes, en orla, flotando en el vacío blanco de un futuro que ya no existe porque su sueño, su proyecto, su pueblo imaginado ya no existe.
Preside el evento, en pose caballera, como amo y señor, autoridad de hecho, con figura de indiano, la foto más grande. Personaje de ida y vuelta que ganó en edad, dignidad, gobierno y hacienda al cruzar el mar, camino de la pared, dónde siempre quiso aparecer, dejar su rastro, dejar constancia de su paso, de su aventura, de su triunfo.
No es un muro de lamentos o de peticiones. Es un muro de vida, de esperanza, de sueños, de proyectos. Es un muro que da calor a la iglesia fría del mes de febrero y de todos los meses. Es una pared de hobres y mujeres de verdad, reales, que se han convertido en eternos y comparten con nosotros su historia apenas entrevista en una foto color sepia.
Es un muro de héroes.
3 comentarios:
Maravillosa y estupenda casualidad. De las últimas veces que he visitado Valladolid, he ido con Elena, Ángel, las niñas y Lola a conocer precisamente Tiedra. Es un lugar mágico, ciertamente.
(Y allí se come como sólo se come en Castilla).
unchroad quizá sea el camino que conduce a Tiedra, un camino ¿unchanged and unchecked? que para todos es único.
Bonita historia. Siempre habia pensado que la mayoria de los españoles emigrados a Sud América salían de Galicia y Extremadura, pero está claro que ancha es Castilla. Lástima que sus descendientes se pudran en las cárceles cubanas o vivan acongojados en la Venezuela bolivarista. Sin que la Madre Patria haga algo por ellos pues no son nacionalistas y no necesitan nuestro respeto.
¿Qué te pasa Kowalsky que no se te oye?
Hace un año que no sabemos qué hay en la mente de Kowalsky.
¿Acaso se ha quedado vacía?
¿Acaso está tan llena que no encuentra una salida para expresarse?
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