El otro día conocí en una reunión social a dos matrimonios catalanes residentes en Madrid. A la obligada pregunta, ¿qué os ha traido por Madrid?, una sorprendente respuesta: somos exiliados culturales. La conversación por supuesto continuó explorando ese planteamiento radical. En Cataluña se puede estudiar en inglés, francés, italiano, alemán, japonés y por supuesto en catalán, pero no en español. Incluso los colegios privados están obligados a una mayoría de clases en catalán, relegando el español a unas pocas horas a la semana. Ante eso, la decisión de trasladarse a un lugar dónde se puede educar a los hijos en libertad, el exilio cultural.
Uno de los contertulios contaba la anécdota de su abuelo, propietario de una importante empresa textil al que sus empleados hacían huelga exigiendo que se ayudara a sus hijos a aprender el español para darles "más oportunidades" en la vida. Ahora parece que se impone lo contrario. Los obreros de principio de siglo tenían una visión más global que los dirgentes políticos y sociales catalanes de la actualidad.
¿Por qué asusta la libertad? ¿Por qué siempre hay alguien que trata de imponer visiones monocolor? ¿Por qué tanta gente se hace cómplice con el silencio y la apatía, el dejar hacer para no complicarse la vida? ¿Por qué tanta gente elige el "descanso" en vez de la libertad?
Un sólo exiliado cultural es uno de más. Ciertamente mis amigos eligieron la libertad pero al irse, la causa perdió algunos luchadores en Cataluña, dónde la mayoría sigue descansando.
3 comentarios:
Estas Navidades durante nuestras vacaciones de esquí conocimos a un matrimonio mixto, él madrileño, vecino de la calle Princesa, ella catalana bilingüe. Les planteamos la misma pregunta: ¿qué haceis esquiando por aquí? En cierto modo eran también exiliados culturales.
Deseaban una educación bilingüe para sus hijos:-¡excelente! - pensé yo. Pero en Cataluña no puede ser, por lo que sus hijos van al colegio alemán en Barcelona, dónde también reciben clases de lengua española en español. Para que sus hijos se empapen de la cultura y lengua alemanas pasan las vacaciones en los alpes austriacos.
Resulta muy triste ver que las familias catalanas (no nos olvidemos de vascos y gallegos) solamente tienen libertad de elección si tienen dinero o emigran.
¡Qué incultura! En el era de la globalización limitar las fronteras de estas futuras generaciones. En unos pocos años volverán a pedir, como los obreros a sus patrones,que les enseñen español.
Un abrazo, Ana.
Que pena... Y pensar que probablemente están lavando el cerebro a todos esos niños residentes en Cataluña haciéndoles creer que el día de mañana tendrán más oportunidades. No puedo concebir el cómo se puede ser tan retrógrado y el querer cerrarse a uno mismo tantas puertas, es absurdo. Veamos lo que ocurre en un futuro no muy lejano, cuando de nuevo pidan la enseñanza de la lengua española.
Siempre he pensado que todo ser humano tiende a aspirar a valores superiores y más universales que los que ya posee, pero los políticos catalanes son una de las excepciones que hacen la regla.
Un abrazo.
Al poco de llegar a Alemania, Ana comenzó a dar clases de español. Descubrimos un nuevo mundo, y nos sorprendió gratamente la cantidad de alemanes interesados por la lengua de Cervantes o más bien de Vargas LLosa. Uno de sus alumnos estaba especialmente interesado en un curso intensivo para poder viajar a Cataluña y cerrar una venta de mobiliario infantil con una empresa de Barcelona. Por curiosidad, visitamos la página web de dicha empresa. Sólo en catalán, ni siquiera en inglés.
Supongo que "El Cuc" será autosuficiente. Algunos tienen tal ceguera que no se dan cuenta que la importancia del español no es por España, sino porque más de 400 millones de personas se comunican en español. Se ríen de su propia ignorancia.
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