En estas fechas de repente te choca ver en un periódico la lista de las personas que se fueron a lo largo del año que acaba. Normalmente no llevas la cuenta o no reaccionas igual cuando lees, si es que lo ves, sobre la muerte de alguna persona relevante. Pero cuando ves la relación de fallecidos del año, entonces impresiona más, y te sorprende encontrar en ella nombres que todavía creias vivos, o nombres que por jóvenes, no asocias a esa lista, algunos que pensabas que ya estaban muertos, o nombres que creías eternos, inmortales.
Desde aquí, quiero rendir tributo a algunos de los que se han ido y que han contribuido en algo, han dejado una huella, aunque sea liviana en la mente, los recuerdos de Kowalsky.
Sir Edmund Hillary nos llevó a lo más alto del mundo y cuando con quince años leí su aventura en un maravilloso libro amarillo de Editorial Juventud, con fotos en blanco y negro, soñé con explorar sus cumbres, sus picos nevados y vivir la aventura de la montaña. Esta duró poco, pero otra aventura, la de la vida la he vivido y la vivo mirando hacia arriba, con afán no siempre bien explicado, no siempre lógico de seguir hacia arriba, subiendo y escalando en un intento de superación: altius, citius, fortius. Y la aventura no es llegar, sino seguir subiendo.
Eso también lo sabía Steve Fosset, quien desde lo alto de la cumbre del exito económico y empresarial se lanzó aún más alto, como un Juan Salvador Gaviota, a volar, más alto, más lejos, más tiempo, más dificil.
Otros nos han encandilado con sus músicas. En este año despedimos a Isaac Hayes (compositor e intérprete de Shaft), Eartha Kit (su delicioso Santa Baby nos ha alegrado también estas Navidades), Vincent Ford (creador de No woman, No cry) o Bo Diddley (uno de los padres del Rock n´Roll).
A algunos les debemos momentos maravillosos cuando nos metían en la piel y la imagen de otros personajes, delante de la cámara como el gran Paul Newman, Richard Widmark, Charlton Heston, Roy Scheider, Van Johnson, Bernie Mac, Heath Ledger. O desde detrás de la cámara como Anthony Minghella (El paciente inglés), Sidney Pollack (Tootsie). Otros, creando las historias como Arthur Clarke (2001, una odisea en el espacio!) o Rafael Azcona (El verdugo!).
La belleza también ha perdido a dos de sus más cualificadas representantes, aunque el atractivo que las hizo famosas y deseadas se haya mantenido en papel y fotografías: Cyd Charisse que bailaba sus largas piernas con Fred Astaire y Gene Kelly y la enigmática Bettie Page, que inspiró los sueños eróticos de muchos y una gran novela (La vida invisible) a Juan Manuel de Prada (que por suerte no está en la lista del 2008 y esperamos que siga escribiendo por mucho tiempo).
Otros utilizaron la palabra escrita para llegar a nosotros y al ya mencionado Clarke hay que añadir a escritores como Michael Crichton que hacía "fast book", y me ha acompañado en muchas horas de avión, o el hoy casi olvidado Alexander Solzhenitsin, quién nos describió un Gulag, uno de los muchos que hoy sigue habiendo, aunque ya no haya Solzhenitsins que los denuncien.
Este año también han muerto muchos periodistas, más de 80, muchos de ellos casi anónimos o al menos desconocidos para mí. Uno de ellos, Dith Pran, pudo por suerte morir en casa, cuando tuvo todas las papeletas para morir en los campos de la muerte de la Camboya de los khmer rojos. Otro, Tim Russet fue maestro de maestros como periodista político, entrevistador de presidentes o presidenciables en su Meet the press en la cadena NBC.
Por último, este año también se fue Simone Ortega, que nos ha enseñado a tantos a cocinar o al menos intentarlo. 1080 recuerdos para ella.
No están todos los que debieran seguramente. No se si en sus vidas ordinarias, su vida en el día a día era ejemplar, digna o claramente mediocre. Pero en algun momento de sus vidas, con alguna faceta de sus personalidades hicieron algo que nos ha llegado, nos ha tocado. Y eso bien vale un recuerdo agradecido.
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