Hay una tendencia generalizada en España a ver el pasado sólo en clave negativa, sólo en el negro del blanco y negro maximalista y extremo, sin apreciar el abanico de colores que toda historia tiene.
Si no fuera así? De dónde vendrían los valores que ahora defendemos, las virtudes que tanto ponderamos, lo bueno que tanto echamos de menos?
Jorge Manrique decía que cualquier tiempo pasado fue mejor. Los nuevos rapsodas lo invierten y cuentan una historia llena de miseria, crueldad, malos sentimientos, hambre, pobreza, represión... De esta forma se resaltan más nuestros logros actuales; lo bueno y positivo de la sociedad actual es fruto de nuestro tiempo y por tanto nosotros tenemos un papel activo y de contribución positiva. Lo negro y oscuro viene del pasado.
Las sociedades que reniegan de su pasado y solo ven su presente, malamente pueden proyectar el futuro.
Esteban Kowalsky es una personalidad de múltiples facetas, tantas como le interese a su creador, alter-ego y alias. De esta manera Kowalsky puede explorar con su mente inquisitiva terrenos propios y extraños y su creador puede explorar en la mente de Kowalsky buscando claves diferentes. O es al revés?
martes, 28 de junio de 2011
domingo, 19 de junio de 2011
El secuestro de las palabras
Como comenta el pensador semanal, que alguna semana hace doblete, acabamos de celebrar hace unas fechas el Día de la Lengua Española. Esto de los Días de algo se ha hecho muy popular de manera que no hay día que no sea Día de algo. El problema es que hay tantos Días de cosas importantes que no tenemos días para ocuparnos de verdad de ellas y sólo nos acordamos cuando truena o cuando es el Día y el resto del tiempo nos olvidamos.
Eso pasa con la Lengua Española a quien maltratamos todos los días y queremos recompensarla en un sólo Día. La maltratan más quien más la debiera cuidar ya que viven de ella y entre ellos sobre todo los periodistas y políticos. Así que no hay día sin que oigamos barbaridades como de ques en vez de ques, efectivo cuando quieren decir eficaz, sensitivo cuando debiera ser sensible.
Pero de todos los maltratos el peor es aquel que secuestra la palabra dándole un uso único que excluye todas las otras acepciones.
Pensad por ejemplo en la palabra "género" que ya sólo se asocia a violencia o a políticas feministas, y no a mercancia o cualquiera de las otras acepciones que recoge el DRAE. Así hay otras palabras que sólo significan una cosa en virtud de lo políticamente correcto.
Otras palabras son secuestradas para que ya nunca se pronuncien más y son sustituidas intencionadamente por otras de significado diferente para que en un juego de malabarismo lingüistico acaben por reemplazar el concepto original. Este secuestro es aún más perverso pues no sólo elimina la palabra sino que trata de dañar o sustituir el concepto, el significado trascendental de la misma.
Este es el caso por ejemplo cuando algunos políticos ultranacionalistas periféricos hablan del Estado para evitar pronunciar la palabra España, que suena tan bien. Así tratan de sustituir un vocablo que representa miles de años de historia, geografía y pertenencia por un concepto meramente administrativo y por lo tanto cambiable, discutible y por tanto discutido.
(Claro que esto tiene su contrapartida y el Lenguaje, que aunque plástico y moldeable no es de plastilina, les hace caer en contradicciones y decir cosas absurdas como "irse de vacaciones por el Estado" o "la montaña más alta del Estado")
Los secuestradores de palabras no descansan; están en todas partes, las redacciones de los periódicos, las televisiones, las sedes de los partidos políticos y sindicatos (grandes secuestradores de palabras, fechas y subvenciones), las aulas y ahora también en la calle. Ahí se está cociendo un secuestro en ciernes que me tiene muy preocupado.
Se trata de la palabra indignado.
Yo, que me indigno por muchas cosas, por la estupidez de unos y la estulticia de otros, por la incompetencia de muchos, me temo que voy a tener que dejar de hacerlo. En vez de indignarme voy a tener ahora que irritarme por la destrucción del medio ambiente, arrebatarme por la incompetencia de los gobernantes, airearme por la desobediencia de mis hijas, encolerizarme con la subida de los precios, mosquearme con los errores de los administradores y funcionarios, enfadarme con la irresponsabilidad de los ciudadanos, enrrabietarme con mi propia inconsistencia, pero no indignarme.
La indignación ha sido secuestrada y vaciada de todo contenido que no sea el 15-M y compañía, se ha quedado vacía de contenido, como si no hubiese motivos para que los demás, los que no nos vemos representados en esos grupos de okupas del espacio público, no nos pudiésemos indignar y decirlo a los cuatro vientos con nuestra palabra, todas las palabras, libres, habladas y escritas y oídas.
Con nuestros votos, libres, no secuestrados, informados, críticos y valorativos, exigentes.
Con nuestra involucración en la sociedad civil, en la gestión de la vida diaria, actores por acción, con nuestro guión, ciudadanos (justos, benefactores, trabajadores), responsables.
Indignados hoy, pero quizá por ello mañana también esperanzados, ilusionados, motivados, confiados, animados....responsables....libres....!
Eso pasa con la Lengua Española a quien maltratamos todos los días y queremos recompensarla en un sólo Día. La maltratan más quien más la debiera cuidar ya que viven de ella y entre ellos sobre todo los periodistas y políticos. Así que no hay día sin que oigamos barbaridades como de ques en vez de ques, efectivo cuando quieren decir eficaz, sensitivo cuando debiera ser sensible.
Pero de todos los maltratos el peor es aquel que secuestra la palabra dándole un uso único que excluye todas las otras acepciones.
Pensad por ejemplo en la palabra "género" que ya sólo se asocia a violencia o a políticas feministas, y no a mercancia o cualquiera de las otras acepciones que recoge el DRAE. Así hay otras palabras que sólo significan una cosa en virtud de lo políticamente correcto.
Otras palabras son secuestradas para que ya nunca se pronuncien más y son sustituidas intencionadamente por otras de significado diferente para que en un juego de malabarismo lingüistico acaben por reemplazar el concepto original. Este secuestro es aún más perverso pues no sólo elimina la palabra sino que trata de dañar o sustituir el concepto, el significado trascendental de la misma.
Este es el caso por ejemplo cuando algunos políticos ultranacionalistas periféricos hablan del Estado para evitar pronunciar la palabra España, que suena tan bien. Así tratan de sustituir un vocablo que representa miles de años de historia, geografía y pertenencia por un concepto meramente administrativo y por lo tanto cambiable, discutible y por tanto discutido.
(Claro que esto tiene su contrapartida y el Lenguaje, que aunque plástico y moldeable no es de plastilina, les hace caer en contradicciones y decir cosas absurdas como "irse de vacaciones por el Estado" o "la montaña más alta del Estado")
Los secuestradores de palabras no descansan; están en todas partes, las redacciones de los periódicos, las televisiones, las sedes de los partidos políticos y sindicatos (grandes secuestradores de palabras, fechas y subvenciones), las aulas y ahora también en la calle. Ahí se está cociendo un secuestro en ciernes que me tiene muy preocupado.
Se trata de la palabra indignado.
Yo, que me indigno por muchas cosas, por la estupidez de unos y la estulticia de otros, por la incompetencia de muchos, me temo que voy a tener que dejar de hacerlo. En vez de indignarme voy a tener ahora que irritarme por la destrucción del medio ambiente, arrebatarme por la incompetencia de los gobernantes, airearme por la desobediencia de mis hijas, encolerizarme con la subida de los precios, mosquearme con los errores de los administradores y funcionarios, enfadarme con la irresponsabilidad de los ciudadanos, enrrabietarme con mi propia inconsistencia, pero no indignarme.
La indignación ha sido secuestrada y vaciada de todo contenido que no sea el 15-M y compañía, se ha quedado vacía de contenido, como si no hubiese motivos para que los demás, los que no nos vemos representados en esos grupos de okupas del espacio público, no nos pudiésemos indignar y decirlo a los cuatro vientos con nuestra palabra, todas las palabras, libres, habladas y escritas y oídas.
Con nuestros votos, libres, no secuestrados, informados, críticos y valorativos, exigentes.
Con nuestra involucración en la sociedad civil, en la gestión de la vida diaria, actores por acción, con nuestro guión, ciudadanos (justos, benefactores, trabajadores), responsables.
Indignados hoy, pero quizá por ello mañana también esperanzados, ilusionados, motivados, confiados, animados....responsables....libres....!
jueves, 16 de junio de 2011
Celebrities y Famosos
El sueño de todo artista es ser conocido y reconocido en y por su obra. Hay una necesidad de trascendencia en el trabajo artístico. El artista ve el reflejo de su obra en otros y ese reflejo crítico, valorativo, retroalimenta el proceso creativo.
Conocer la obra, el trabajo del artista no es lo mismo que conocer al artista y mucho menos a la persona. El artista es de dominio público y su obra por lo tanto también pero, ¿la persona?
Cuando el reconocimiento se convierte en fama la digestión de ese salto se hace a veces dificil para la persona, nunca para el artista.
Hoy en día muchos artistas prefieren ser famosos a reconocidos. Es el estatus de celebrity, que dá buenos dividendos en los programas de la telebasura y sirve para colarte en las discotecas sin hacer cola.
Hace poco un actor, más celebrity que reconocido se enfadó porque el presidente de Cantabria no sabía quién era. Es lo que tiene ser famoso, famosillo, que no te conocen por tu obra.
El fenómeno es global como casi todo y se propaga como un virus por las redes sociales, la prensa rosa o la televisión.
Si no se tiene un twitter seguido por millones de fan(áticos) no se puede ser celebrity. No es necesario haber escrito la gran novela americana del siglo XXI, llenar los teatros o haber interpretado la gran película del año, sino tener un perfil en facebook y twittear a todo el mundo cosas como: "En Acapulco a las 5 a.m. con vodka y Tutú.No puedo ser más guay." o "Siento que el mundo me debe algo. Voy a fundir mi tarjeta de crédito".
Ser celebrity es el pelotazo de un famoso.
Conocer la obra, el trabajo del artista no es lo mismo que conocer al artista y mucho menos a la persona. El artista es de dominio público y su obra por lo tanto también pero, ¿la persona?
Cuando el reconocimiento se convierte en fama la digestión de ese salto se hace a veces dificil para la persona, nunca para el artista.
Hoy en día muchos artistas prefieren ser famosos a reconocidos. Es el estatus de celebrity, que dá buenos dividendos en los programas de la telebasura y sirve para colarte en las discotecas sin hacer cola.
Hace poco un actor, más celebrity que reconocido se enfadó porque el presidente de Cantabria no sabía quién era. Es lo que tiene ser famoso, famosillo, que no te conocen por tu obra.
El fenómeno es global como casi todo y se propaga como un virus por las redes sociales, la prensa rosa o la televisión.
Si no se tiene un twitter seguido por millones de fan(áticos) no se puede ser celebrity. No es necesario haber escrito la gran novela americana del siglo XXI, llenar los teatros o haber interpretado la gran película del año, sino tener un perfil en facebook y twittear a todo el mundo cosas como: "En Acapulco a las 5 a.m. con vodka y Tutú.No puedo ser más guay." o "Siento que el mundo me debe algo. Voy a fundir mi tarjeta de crédito".
Ser celebrity es el pelotazo de un famoso.
martes, 14 de junio de 2011
De la educación y las élites
César Molinas, además de amigo y socio es un gran conferenciante, escritor y colaborador habitual en diversos medios como El País o Expansión. Su visión macro es siempre acertada en cuestiones que afectan a la sociedad y a la economía. En este artículo que reproduzco más abajo publicado en la edición de El País de hoy (14 de junio de 2011), incide en un tema muy presente en este blog como es la cultura del esfuerzo y de la superación y reflexiona sobre la necesidad de mejorar el nivel educativo enrrasando por arriba, en vez de por abajo, algo a lo que nos ha conducido la actual política educativa dominante.
No obstante lo anterior y mi deseo de predicar con el ejemplo, aunque me esfuerce, no podría superar la claridad y concisión de lo escrito por César, así que ahí va en formato corta y pega.
La educación de las élites españolas
La transformación del deporte español en las últimas décadas, conseguida a partir de los Centros de Alto Rendimiento, debería tomarse como modelo para reformar nuestro deficiente sistema educativo.
En este artículo propongo la creación de un circuito público, exclusivo pero no excluyente, de centros de enseñanza secundaria de excelencia. En primer lugar aclararé el sentido de alguna terminología que podría dar lugar a equívocos. En segundo lugar me referiré al problema de las élites españolas y me preguntaré si el sistema educativo podría ayudar a resolverlo. En tercer lugar pondré al deporte como ejemplo de lo que hay que hacer con la enseñanza. Por último daré algunas ideas sobre el funcionamiento de los centros excelentes y estimaré cuánto podría costar este proyecto al erario público.
En lo que sigue utilizo los términos “libertad” en el sentido de Kant (Crítica de la razón práctica), “nobleza” en el sentido de Ortega (La rebelión de las masas) y “esfuerzo” en el sentido de Manrique (Coplas a la muerte de su padre). Como debería enseñarse en nuestro bachillerato, los tres términos refieren al mismo concepto moral básico y son, en este sentido, equivalentes. Kant nos enseñó que la libertad no surge de ejercer derechos, sino de asumir deberes. No hay libertad sin moral y la persona libre es la que, por consideraciones morales, se obliga. Quien se obliga es noble, dijo Ortega, invirtiendo la convención de que nobleza obliga. Y nobleza es esfuerzo, apostilló Manrique. Más terminología. Un centro educativo de excelencia es aquél que otorga un currículo de una sola línea: “me gradué en Harrow”; “soy Polytechnicien”. Información adicional sobre la persona, en estos casos, es siempre letra pequeña: los centros de excelencia se caracterizan por formar personas libres, nobles y esforzadas, valgan las redundancias. Educan y, para eso, enseñan.
El problema de España no son tanto las masas, embrutecidas en las últimas décadas por una lista interminable de derechos a la que no da sentido obligación alguna, como las élites. Desde hace siglos estas últimas han sido ortodoxas, conformistas, alicortas, satisfechas de sí mismas y reaccionarias. Ortega condensó en unas pocas líneas lo que a Menéndez y Pelayo le llevó dos mil páginas: “Lo característico de España no es que la Inquisición quemase a los heterodoxos, sino que no hubiese ningún heterodoxo importante que quemar. Cuando por casualidad ha habido algún heterodoxo español importante, se iba fuera, como Servet, y era fuera donde lo quemaban”. El progreso, donde ha ocurrido, siempre ha sido impulsado por élites heterodoxas, inconformistas, ambiciosas, insatisfechas y progresistas. En España han faltado los visionarios que, plantando con firmeza sus pies en el futuro, tuviesen la energía suficiente para estirar de la sociedad. Lo llamativo del caso es que no se les ha echado de menos. “¡Que inventen ellos!” espetó Unamuno. Así nos va.
¿Puede el sistema educativo contribuir de manera decisiva a generar la nobleza de la que España carece? Es decir ¿puede el sistema educativo formar un número bastante de personas libres, insatisfechas consigo mismas y capaces de estirar de nuestra sociedad hacia el futuro? O sea ¿puede el sistema educativo enmendar el truncamiento moral de la pirámide social española? La verdad es que no estoy muy seguro, pero creo que vale la pena intentarlo.
La transformación del deporte español en las últimas décadas invita al optimismo. Los Centros de Alto Rendimiento (CAR) consiguieron poner a deportistas y atletas españoles en los podios a partir de las Olimpiadas de 1992, rompiendo con la mediocridad de las décadas anteriores. El vuelco que ha dado el deporte de élite español desde esa fecha ha sido tremendo: se han ganado medallas olímpicas, Grand Slams, Tours, copas de Europa y del Mundo… Y no sólo esto. El énfasis puesto por los CAR y por centros como La Masía en la formación integral de la persona y en la educación en los valores del esfuerzo, la ambición y la humildad ha propiciado que los deportistas de élite se hayan convertido en modelo y ejemplo para la sociedad española, especialmente para la juventud. Y hay más. La formación específica de las élites deportivas no ha resultado en un debilitamiento de la práctica del deporte en las categorías inferiores, sino todo lo contrario. La referencia de la élite ha propiciado una verdadera explosión participativa no sólo en categorías competitivas juveniles e infantiles sino también a nivel popular y familiar. La construcción del vértice de la pirámide ha sido esencial para que en España se haga más deporte, no menos, y se haga mejor. A todos los niveles. Este es el modelo que debería adoptar nuestro sistema educativo.
La enseñanza en España ofrece un panorama desolador que recuerda al mundo del deporte anterior a 1992. En el Informe de Competitividad Global 2010-2011 elaborado por el World Economic Forum para 139 países, la calidad de la enseñanza primaria española ocupa el lugar 93, la calidad de la enseñanza secundaria y profesional el lugar 107 y la calidad de la enseñanza de las matemáticas y las ciencias el lugar 114. Este desastre parece no preocupar a nadie en España, y menos que a nadie a las familias con hijos en edad escolar. Consideran que las escuelas de sus hijos son lo suficientemente buenas, siempre y cuando los hijos del vecino no vayan a una escuela mejor. No hay demanda social en nuestro país para mejorar el sistema educativo, esa es la cruda realidad: la escuela española es el reflejo de la sociedad española. Y viceversa.
La creación de un pequeño número de centros educativos de excelencia públicos en la enseñanza secundaria podría ser un factor decisivo para romper este círculo vicioso. Por tres razones. En primer lugar porque supondría reproducir un sistema de formación de élites que funciona bien en los países avanzados de nuestro entorno. Sin élites nobles, heterodoxas e insatisfechas, España seguirá yendo en el vagón de cola del progreso. En segundo lugar, porque para aumentar la calidad media de las escuelas españolas es imprescindible aumentar la dispersión en torno a la media. Es la filosofía de los CAR. El vértice de la pirámide es lo único que puede orientar a un sistema educativo desnortado. Y ese vértice, en España, no existe: hay que construirlo. Y, en tercer lugar, porque la envidia –pecado favorito ancestral de los españoles- puede acabar siendo el fulcro sobre el que apalancar la demanda social de mejores escuelas. Si, a pesar de la envidia, consiguieran establecerse centros de excelencia –reto formidable éste- la misma envidia se encargaría de presionar para que mejorase la calidad del conjunto del sistema.
Los alumnos de los centros de excelencia deberían aprender, básicamente, a hacerse preguntas y a dudar de las respuestas que obtengan. La gestión de los centros debería ser profesional, al contrario de lo que ocurre ahora con las escuelas públicas, en donde es rotativa entre los profesores del centro, como si fueran comunidades de vecinos. Los directivos serían responsables de los resultados obtenidos y deberían tener una remuneración adecuada. Dado el escaso acervo español en este tipo de educación, sería muy conveniente contar con el apadrinamiento y el control de algún programa internacional de enseñanza secundaria de prestigio como, por ejemplo, la Organización del Bachillerato Internacional (OBI). Esto garantizaría no sólo la inspiración y el control de calidad externo, necesarios ambos, sino también la formación continua del profesorado.
Los centros de excelencia deben ser exclusivos, en el sentido de que sólo deben admitir a los mejores, pero no deben ser excluyentes, en el sentido de que nadie debe quedarse fuera por motivos económicos. Esto plantea el problema de cuántos recursos públicos serían necesarios para costear estos centros. El coste de un estudiante de secundaria en un programa de la OBI ronda los 15.000 € anuales. En España este coste es 6.000 €, con lo que el coste adicional de la excelencia quedaría en 9.000 € anuales por alumno. Un sistema de 20 centros con 250 alumnos cada uno repartidos en cinco cursos tendría permanentemente a 5.000 estudiantes en las aulas. El coste anual adicional del sistema sería de 45 millones de € anuales. Esto equivale al coste de construir 4 kilómetros de línea de ferrocarril de alta velocidad o a la mitad de lo que cuesta fichar a un Cristiano Ronaldo. ¿Cuáles son las prioridades de España? ¿Un tren que irá semivacío? ¿Ronaldo?
César Molinas ha sido catedrático de Instituto de Enseñanza Media
No obstante lo anterior y mi deseo de predicar con el ejemplo, aunque me esfuerce, no podría superar la claridad y concisión de lo escrito por César, así que ahí va en formato corta y pega.
La educación de las élites españolas
La transformación del deporte español en las últimas décadas, conseguida a partir de los Centros de Alto Rendimiento, debería tomarse como modelo para reformar nuestro deficiente sistema educativo.
En este artículo propongo la creación de un circuito público, exclusivo pero no excluyente, de centros de enseñanza secundaria de excelencia. En primer lugar aclararé el sentido de alguna terminología que podría dar lugar a equívocos. En segundo lugar me referiré al problema de las élites españolas y me preguntaré si el sistema educativo podría ayudar a resolverlo. En tercer lugar pondré al deporte como ejemplo de lo que hay que hacer con la enseñanza. Por último daré algunas ideas sobre el funcionamiento de los centros excelentes y estimaré cuánto podría costar este proyecto al erario público.
En lo que sigue utilizo los términos “libertad” en el sentido de Kant (Crítica de la razón práctica), “nobleza” en el sentido de Ortega (La rebelión de las masas) y “esfuerzo” en el sentido de Manrique (Coplas a la muerte de su padre). Como debería enseñarse en nuestro bachillerato, los tres términos refieren al mismo concepto moral básico y son, en este sentido, equivalentes. Kant nos enseñó que la libertad no surge de ejercer derechos, sino de asumir deberes. No hay libertad sin moral y la persona libre es la que, por consideraciones morales, se obliga. Quien se obliga es noble, dijo Ortega, invirtiendo la convención de que nobleza obliga. Y nobleza es esfuerzo, apostilló Manrique. Más terminología. Un centro educativo de excelencia es aquél que otorga un currículo de una sola línea: “me gradué en Harrow”; “soy Polytechnicien”. Información adicional sobre la persona, en estos casos, es siempre letra pequeña: los centros de excelencia se caracterizan por formar personas libres, nobles y esforzadas, valgan las redundancias. Educan y, para eso, enseñan.
El problema de España no son tanto las masas, embrutecidas en las últimas décadas por una lista interminable de derechos a la que no da sentido obligación alguna, como las élites. Desde hace siglos estas últimas han sido ortodoxas, conformistas, alicortas, satisfechas de sí mismas y reaccionarias. Ortega condensó en unas pocas líneas lo que a Menéndez y Pelayo le llevó dos mil páginas: “Lo característico de España no es que la Inquisición quemase a los heterodoxos, sino que no hubiese ningún heterodoxo importante que quemar. Cuando por casualidad ha habido algún heterodoxo español importante, se iba fuera, como Servet, y era fuera donde lo quemaban”. El progreso, donde ha ocurrido, siempre ha sido impulsado por élites heterodoxas, inconformistas, ambiciosas, insatisfechas y progresistas. En España han faltado los visionarios que, plantando con firmeza sus pies en el futuro, tuviesen la energía suficiente para estirar de la sociedad. Lo llamativo del caso es que no se les ha echado de menos. “¡Que inventen ellos!” espetó Unamuno. Así nos va.
¿Puede el sistema educativo contribuir de manera decisiva a generar la nobleza de la que España carece? Es decir ¿puede el sistema educativo formar un número bastante de personas libres, insatisfechas consigo mismas y capaces de estirar de nuestra sociedad hacia el futuro? O sea ¿puede el sistema educativo enmendar el truncamiento moral de la pirámide social española? La verdad es que no estoy muy seguro, pero creo que vale la pena intentarlo.
La transformación del deporte español en las últimas décadas invita al optimismo. Los Centros de Alto Rendimiento (CAR) consiguieron poner a deportistas y atletas españoles en los podios a partir de las Olimpiadas de 1992, rompiendo con la mediocridad de las décadas anteriores. El vuelco que ha dado el deporte de élite español desde esa fecha ha sido tremendo: se han ganado medallas olímpicas, Grand Slams, Tours, copas de Europa y del Mundo… Y no sólo esto. El énfasis puesto por los CAR y por centros como La Masía en la formación integral de la persona y en la educación en los valores del esfuerzo, la ambición y la humildad ha propiciado que los deportistas de élite se hayan convertido en modelo y ejemplo para la sociedad española, especialmente para la juventud. Y hay más. La formación específica de las élites deportivas no ha resultado en un debilitamiento de la práctica del deporte en las categorías inferiores, sino todo lo contrario. La referencia de la élite ha propiciado una verdadera explosión participativa no sólo en categorías competitivas juveniles e infantiles sino también a nivel popular y familiar. La construcción del vértice de la pirámide ha sido esencial para que en España se haga más deporte, no menos, y se haga mejor. A todos los niveles. Este es el modelo que debería adoptar nuestro sistema educativo.
La enseñanza en España ofrece un panorama desolador que recuerda al mundo del deporte anterior a 1992. En el Informe de Competitividad Global 2010-2011 elaborado por el World Economic Forum para 139 países, la calidad de la enseñanza primaria española ocupa el lugar 93, la calidad de la enseñanza secundaria y profesional el lugar 107 y la calidad de la enseñanza de las matemáticas y las ciencias el lugar 114. Este desastre parece no preocupar a nadie en España, y menos que a nadie a las familias con hijos en edad escolar. Consideran que las escuelas de sus hijos son lo suficientemente buenas, siempre y cuando los hijos del vecino no vayan a una escuela mejor. No hay demanda social en nuestro país para mejorar el sistema educativo, esa es la cruda realidad: la escuela española es el reflejo de la sociedad española. Y viceversa.
La creación de un pequeño número de centros educativos de excelencia públicos en la enseñanza secundaria podría ser un factor decisivo para romper este círculo vicioso. Por tres razones. En primer lugar porque supondría reproducir un sistema de formación de élites que funciona bien en los países avanzados de nuestro entorno. Sin élites nobles, heterodoxas e insatisfechas, España seguirá yendo en el vagón de cola del progreso. En segundo lugar, porque para aumentar la calidad media de las escuelas españolas es imprescindible aumentar la dispersión en torno a la media. Es la filosofía de los CAR. El vértice de la pirámide es lo único que puede orientar a un sistema educativo desnortado. Y ese vértice, en España, no existe: hay que construirlo. Y, en tercer lugar, porque la envidia –pecado favorito ancestral de los españoles- puede acabar siendo el fulcro sobre el que apalancar la demanda social de mejores escuelas. Si, a pesar de la envidia, consiguieran establecerse centros de excelencia –reto formidable éste- la misma envidia se encargaría de presionar para que mejorase la calidad del conjunto del sistema.
Los alumnos de los centros de excelencia deberían aprender, básicamente, a hacerse preguntas y a dudar de las respuestas que obtengan. La gestión de los centros debería ser profesional, al contrario de lo que ocurre ahora con las escuelas públicas, en donde es rotativa entre los profesores del centro, como si fueran comunidades de vecinos. Los directivos serían responsables de los resultados obtenidos y deberían tener una remuneración adecuada. Dado el escaso acervo español en este tipo de educación, sería muy conveniente contar con el apadrinamiento y el control de algún programa internacional de enseñanza secundaria de prestigio como, por ejemplo, la Organización del Bachillerato Internacional (OBI). Esto garantizaría no sólo la inspiración y el control de calidad externo, necesarios ambos, sino también la formación continua del profesorado.
Los centros de excelencia deben ser exclusivos, en el sentido de que sólo deben admitir a los mejores, pero no deben ser excluyentes, en el sentido de que nadie debe quedarse fuera por motivos económicos. Esto plantea el problema de cuántos recursos públicos serían necesarios para costear estos centros. El coste de un estudiante de secundaria en un programa de la OBI ronda los 15.000 € anuales. En España este coste es 6.000 €, con lo que el coste adicional de la excelencia quedaría en 9.000 € anuales por alumno. Un sistema de 20 centros con 250 alumnos cada uno repartidos en cinco cursos tendría permanentemente a 5.000 estudiantes en las aulas. El coste anual adicional del sistema sería de 45 millones de € anuales. Esto equivale al coste de construir 4 kilómetros de línea de ferrocarril de alta velocidad o a la mitad de lo que cuesta fichar a un Cristiano Ronaldo. ¿Cuáles son las prioridades de España? ¿Un tren que irá semivacío? ¿Ronaldo?
César Molinas ha sido catedrático de Instituto de Enseñanza Media
miércoles, 8 de junio de 2011
A vista de AVE
A 306 Km/h el paisaje parece una película de cine que pasa rápido por la ventana panorámica. Los páramos de cereal escaso se suceden con vaguadas y pequeños valles, ni muy profundos, ni muy escarpados pero que rompen la monotonía de la Meseta. Pinos, encina y rebollo apenas alcanzan a levantarse por encima del talud de la vía pero dan cobijo y guarida a fauna menor. De cuando en cuando un aprisco, una caseta de labranza o un camino, pasa en plano veloz por la pantalla, recordando la huella humana en este paisaje eterno.
Tras un talud de la vía aparece de repente en la pantalla, enmarcado entre la vía de alta velocidad y los molinos de viento de la nueva energía, a medio camino entre ambos, quieto, parado en el camino, un pequeño pueblo de apenas 30 casas de piedra oscura que el gris del día hace aún más oscura, destacando sobre el verde brillante de una primavera húmeda y calurosa.
El pueblo es demasiado pequeño para identificar su nombre en el mapa y desaparece pronto de la panorámica pero deja en el viajero espectador una impresión fugaz que se desarrolla en su mente en forma de paradoja.
Pueblo castellano, entre Aragón y La Alcarria, olvidado en los planes de carreteras, de Fomento, de desarrollo y ahora recuperado para la pantalla fugaz del tren más rápido, escoltado al fondo por la última tecnología que captura la fuerza del viento.
AVE y molinos, símbolos de la nueva España del s XXI, de la España desarrollada y tecnológica que apunta al futuro e intenta hacerse o mantenerse un hueco entre los países poderosos, tecnológicamente avanzados con sus infraestructuras de rico, ejemplo para muchos y envidia de todos.
Pero entretanto, el pueblo parado y quieto, varado a la vera de un camino, como decia el poeta, con sus 25-30 caserones oscuros no acaba de entender y de acomodarse a esa España, potencia de la ingeniería sostenible, y refleja la perplejidad, el contraste de media España que no entiende qué ha pasado, cuándo ha ocurrido, cómo hemos pasado de las mulas a la alta velocidad, del utilitario nacional al 4x4, del medio real a los 100 euros, de las viejas de negro riguroso al triquini, a Mango y Zara, de la pobreza a la riqueza, viaje de ida y vuelta, aunque algunos no fueron, sólo volvieron y se encontraron tan pobres, tan quietos, entre el AVE y el Molino, atrapados, viendo pasar el mundo ante ellos en formato panorámico de alta velocidad.
Tras un talud de la vía aparece de repente en la pantalla, enmarcado entre la vía de alta velocidad y los molinos de viento de la nueva energía, a medio camino entre ambos, quieto, parado en el camino, un pequeño pueblo de apenas 30 casas de piedra oscura que el gris del día hace aún más oscura, destacando sobre el verde brillante de una primavera húmeda y calurosa.
El pueblo es demasiado pequeño para identificar su nombre en el mapa y desaparece pronto de la panorámica pero deja en el viajero espectador una impresión fugaz que se desarrolla en su mente en forma de paradoja.
Pueblo castellano, entre Aragón y La Alcarria, olvidado en los planes de carreteras, de Fomento, de desarrollo y ahora recuperado para la pantalla fugaz del tren más rápido, escoltado al fondo por la última tecnología que captura la fuerza del viento.
AVE y molinos, símbolos de la nueva España del s XXI, de la España desarrollada y tecnológica que apunta al futuro e intenta hacerse o mantenerse un hueco entre los países poderosos, tecnológicamente avanzados con sus infraestructuras de rico, ejemplo para muchos y envidia de todos.
Pero entretanto, el pueblo parado y quieto, varado a la vera de un camino, como decia el poeta, con sus 25-30 caserones oscuros no acaba de entender y de acomodarse a esa España, potencia de la ingeniería sostenible, y refleja la perplejidad, el contraste de media España que no entiende qué ha pasado, cuándo ha ocurrido, cómo hemos pasado de las mulas a la alta velocidad, del utilitario nacional al 4x4, del medio real a los 100 euros, de las viejas de negro riguroso al triquini, a Mango y Zara, de la pobreza a la riqueza, viaje de ida y vuelta, aunque algunos no fueron, sólo volvieron y se encontraron tan pobres, tan quietos, entre el AVE y el Molino, atrapados, viendo pasar el mundo ante ellos en formato panorámico de alta velocidad.
miércoles, 1 de junio de 2011
15-M: nada nuevo bajo el sol
Bajo el sol y la lluvia del mes de mayo se han instalado los autodenominados "indignados" en un campamento de plástico y cartones, como los de los "sin techo", aunque cuentan con guardería y sala de estar, dónde se celebran asambleas y subasambleas para debatir las causas de su indignación y las propuestas para su satisfacción.
Los indignados, o también llamados Movimiento del 15-M, han elaborado una serie de manifiestos y proclamas dónde básicamente critican el sistema, el "establishment", a quien acusan de no representar a los ciudadanos y proponen una serie de reformas que bajo el slogan "democracia real ya!" pretenden corregir o sustituir las reglas de juego actuales. Entre las mismas destacan una serie de medidas para enmendar el comportamiento y actitudes de los partidos políticos y los políticos y gobernantes en general.
Sin embargo, dime de qué acusas y te diré de que pie cojeas: los acampados reproducen los mismos vicios que señalan en los políticos. Y si no mira la lista:
- Representatividad
La mayor acusación de los acampados es que la democracia actual basada en el voto a los partidos políticos no es representativa y está viciada además por el bipartidismo dominante. Conclusión, los (partidos) políticos no representan a los ciudadanos. Ellos en cambio, son el pueblo indignado, que abandona la cola del subsidio para denunciar a los políticos corruptos. Pero, a quién representan los indignados más que a si mismos? Quién les ha otorgado ninguna representación? A mi desde luego no me han preguntado, y yo no se la he dado. Ambos, políticos e indignados se arrogan una representatividad mayor que la que tienen.
- Self awareness y prepotencia intelectual
Oído en directo a una joven portavoz de una de las Comisiones de las Subasambleas de los Comités de Apoyo de la Asamblea General: "No paráis de preguntarnos que qué queremos. La democracia representativa ha tenido más de 500 años para consolidarse y a nosotros nos exigís que tengamos una alternativa en unos días". Pero por favor! Cómo podemos exigirles tamaño despropósito, démosles unas semanas, un par de meses por lo menos! A ellos, que a su representatividad natural de la humanidad entera unen su capacidad de sustituir 5 siglos de derecho constitucional en un pis pas!
Igual que el pnn en prácticas que salta de La Facultad y la sección provincial del partido a La Moncloa y en el camino desde La Bañeza reinventa la historia, crea una nueva moral social y nos dice cómo debemos pensar.
- Abuso y explotación del espacio público
La calle es mía! dijo un pasado ministro del Interior. Conquistaremos en la calle lo que no podamos conseguir en el Parlamento, dicen los viejos líderes de la izquierda. Avenidas, calles y plazas inundadas con pancartas, Basta Ya! No a la Guerra! Fuera el Chapapote! Estatut Ya! que desplazan a los carritos de los niños, el paseo de los jubilados, la tranquila observación del desastre urbano o la contemplación ensoñadora de los escaparates de las tiendas. Botellones y macrobotellones convocados por twitter contaminan la noche con ruidos y borracheras y las mañanas con botellas, plásticos y orines.
La calle es mía! dicen los indignados y se quedan a dormir en Sol o en Canaletas y desplazan a los carritos de los niños (etc....ya lo pillas) y a los turistas, y a los compradores de Doña Manolita, y a los viajantes del Hostal, y a los parroquianos del café y los comerciantes que pagan su licencia municipal ven sus negocios vacíos de clientes y llenos de carteles y soflamas: Democracia real ya!.
La calle es del que la ocupa.
- Manipulación de la libertad de información y de la prensa
Ruedas de prensa dónde no se admiten preguntas y se reparte un comunicado escrito por parte. Reuniones y actos en un espacio público dónde no se permite grabar, hacer fotos o filmar a los medios de comunicación. Medios a los que se conceden entrevistas y se ofrecen comentarios y otros a los que se les veta la entrada y la existencia.
Dónde? En las sedes de los partidos políticos o los gobiernos? No, esto ocurre en una acampada de indignados que están reinventando la democracia real ya.
- Incumplimiento impune de la ley que les ampara
El Movimiento del 15 M se niega a aceptar las órdenes de levantamiento del campamento, ni en el día de reflexión ni cuándo son requeridos a ello por la autoridad por razones de higiene y seguridad sanitaria. Pero la misma ley que incumplen es la que invocan para manifestarse y expresarse libremente. Sin techos con causa, se sienten protegidos porque la ley garantista de los derechos del ciudadano les protege del incumplimiento de la misma.
Como la Generalitat que incumple la sentencia del Constitucional sobre el Estatut pero invoca al mismo tribunal para evitar que otros lo denuncien. Como Bildu que utiliza la ley del Estado para subvertir el Estado.
Qué bien que vivimos en un Estado de Derecho!
- Querer ser todo para todos
El camarote se va llenando mientras Harpo pide al servicio de habitaciones dos huevos duros! Entra más gente. Y dos huevos duros más! dice Harpo. Las Comisiones de las Subasambleas de los Comités de Apoyo de las Secciones de Barrio de la Asamblea General Popular van aportando sus propuestas: derecho al techo, subsidio para todos, trabajo digno, escuela gratis, aprobado general, sanidad publica de calidad, banqueros al paredón, impuestos a los ricos, más impuestos a los ricos, que no haya ricos, ricos al paredón, paridad de géneros, no, mejor, igualdad de género, eliminación de los privilegios, más comisiones a las transacciones financieras, igualdad de privilegios, no a la corrupción, no robarás, no matarás, no desearás a la mujer del prójimo, machista! la Comisión de Feminismo denuncia tocamientos por la noche!, igualdad de tocamientos, no tocar a los ricos, empresarios al paredón, la calle para quien la ocupa, no a las expropiaciones, no a las hipotecas, no al bipartidismo, no al PP, no al pensamiento único de los partidos, pensamiento único indignado, real, ya. Y dos huevos duros!
Como Tomás, que está indignado también y se siente parte del 15-M, y es partidiario no sólo de que se queden en Sol sino de que acampen en el despacho de Esperanza, y apoya las reivindicaciones de los jóvenes indignados, todos somos indignados, sobre todo yo que por qué no me habeis votado, que ya esta bien del PP, lo más facha de los fachas de Europa y van y sacan el doble de votos, en vez de votarme a mi, que quiero subir los impuestos a los ricos y fomentar la inversión en empleo justo y reducir los beneficios de los bancos y subir los impuestos de los bancos y aumentar el empleo en la sanidad pública que está quebrada porque los ricos no pagan suficientes impuestos, y estoy indignado, y los jovenes tienen razon y yo fui a un colegio publico porque he reinventado la historia con el pnn de La Bañeza y dos huevos duros!
- Usurpación intelectual y de los logros de otros
Felipe Gonzalez invento la escuela publica, el PSOE trajo el subsidio de desempleo, la sanidad publica universal es cosa de los socialistas. Marx era cubano, la ley de la gravedad la descubrió un precursor sovietico.
Los indignados se apuntan un tanto, todos los tantos, evitan un desalojo en Tetuán, curan a un niño, salvan de la ruina al dueño de un bar, van a cambiar el mundo, el gobierno, la sociedad. Hasta que no nos trajimos el saco de dormir nadie hablaba del paro, de la corrupción, de los fallos del sistema electoral, de la injusta distribucion de riqueza, poder, de la crisis financiera.
Pero en que mundo viviamos? Menos mal que la Asamblea sin techo nos ha abierto los ojos.
Cambia algo? O todo sigue igual? Quiza nada cambie hasta que no cambie cada uno de nosotros y como deciamos en una entrada anterior, el estudiante estudie más, el paciente lo sea más, el trabajador sea más responsable con el resultado, el empresario gestione con ambición, el inversor invierta más en economía productiva, tomemos conciencia de que esto no puede seguir así y en vez de unas vacaciones de acampada nos dediquemos a hacer lo que tenemos que hacer.
Yo a eso lo llamo Responsabilidad Social Individual
Los indignados, o también llamados Movimiento del 15-M, han elaborado una serie de manifiestos y proclamas dónde básicamente critican el sistema, el "establishment", a quien acusan de no representar a los ciudadanos y proponen una serie de reformas que bajo el slogan "democracia real ya!" pretenden corregir o sustituir las reglas de juego actuales. Entre las mismas destacan una serie de medidas para enmendar el comportamiento y actitudes de los partidos políticos y los políticos y gobernantes en general.
Sin embargo, dime de qué acusas y te diré de que pie cojeas: los acampados reproducen los mismos vicios que señalan en los políticos. Y si no mira la lista:
- Representatividad
La mayor acusación de los acampados es que la democracia actual basada en el voto a los partidos políticos no es representativa y está viciada además por el bipartidismo dominante. Conclusión, los (partidos) políticos no representan a los ciudadanos. Ellos en cambio, son el pueblo indignado, que abandona la cola del subsidio para denunciar a los políticos corruptos. Pero, a quién representan los indignados más que a si mismos? Quién les ha otorgado ninguna representación? A mi desde luego no me han preguntado, y yo no se la he dado. Ambos, políticos e indignados se arrogan una representatividad mayor que la que tienen.
- Self awareness y prepotencia intelectual
Oído en directo a una joven portavoz de una de las Comisiones de las Subasambleas de los Comités de Apoyo de la Asamblea General: "No paráis de preguntarnos que qué queremos. La democracia representativa ha tenido más de 500 años para consolidarse y a nosotros nos exigís que tengamos una alternativa en unos días". Pero por favor! Cómo podemos exigirles tamaño despropósito, démosles unas semanas, un par de meses por lo menos! A ellos, que a su representatividad natural de la humanidad entera unen su capacidad de sustituir 5 siglos de derecho constitucional en un pis pas!
Igual que el pnn en prácticas que salta de La Facultad y la sección provincial del partido a La Moncloa y en el camino desde La Bañeza reinventa la historia, crea una nueva moral social y nos dice cómo debemos pensar.
- Abuso y explotación del espacio público
La calle es mía! dijo un pasado ministro del Interior. Conquistaremos en la calle lo que no podamos conseguir en el Parlamento, dicen los viejos líderes de la izquierda. Avenidas, calles y plazas inundadas con pancartas, Basta Ya! No a la Guerra! Fuera el Chapapote! Estatut Ya! que desplazan a los carritos de los niños, el paseo de los jubilados, la tranquila observación del desastre urbano o la contemplación ensoñadora de los escaparates de las tiendas. Botellones y macrobotellones convocados por twitter contaminan la noche con ruidos y borracheras y las mañanas con botellas, plásticos y orines.
La calle es mía! dicen los indignados y se quedan a dormir en Sol o en Canaletas y desplazan a los carritos de los niños (etc....ya lo pillas) y a los turistas, y a los compradores de Doña Manolita, y a los viajantes del Hostal, y a los parroquianos del café y los comerciantes que pagan su licencia municipal ven sus negocios vacíos de clientes y llenos de carteles y soflamas: Democracia real ya!.
La calle es del que la ocupa.
- Manipulación de la libertad de información y de la prensa
Ruedas de prensa dónde no se admiten preguntas y se reparte un comunicado escrito por parte. Reuniones y actos en un espacio público dónde no se permite grabar, hacer fotos o filmar a los medios de comunicación. Medios a los que se conceden entrevistas y se ofrecen comentarios y otros a los que se les veta la entrada y la existencia.
Dónde? En las sedes de los partidos políticos o los gobiernos? No, esto ocurre en una acampada de indignados que están reinventando la democracia real ya.
- Incumplimiento impune de la ley que les ampara
El Movimiento del 15 M se niega a aceptar las órdenes de levantamiento del campamento, ni en el día de reflexión ni cuándo son requeridos a ello por la autoridad por razones de higiene y seguridad sanitaria. Pero la misma ley que incumplen es la que invocan para manifestarse y expresarse libremente. Sin techos con causa, se sienten protegidos porque la ley garantista de los derechos del ciudadano les protege del incumplimiento de la misma.
Como la Generalitat que incumple la sentencia del Constitucional sobre el Estatut pero invoca al mismo tribunal para evitar que otros lo denuncien. Como Bildu que utiliza la ley del Estado para subvertir el Estado.
Qué bien que vivimos en un Estado de Derecho!
- Querer ser todo para todos
El camarote se va llenando mientras Harpo pide al servicio de habitaciones dos huevos duros! Entra más gente. Y dos huevos duros más! dice Harpo. Las Comisiones de las Subasambleas de los Comités de Apoyo de las Secciones de Barrio de la Asamblea General Popular van aportando sus propuestas: derecho al techo, subsidio para todos, trabajo digno, escuela gratis, aprobado general, sanidad publica de calidad, banqueros al paredón, impuestos a los ricos, más impuestos a los ricos, que no haya ricos, ricos al paredón, paridad de géneros, no, mejor, igualdad de género, eliminación de los privilegios, más comisiones a las transacciones financieras, igualdad de privilegios, no a la corrupción, no robarás, no matarás, no desearás a la mujer del prójimo, machista! la Comisión de Feminismo denuncia tocamientos por la noche!, igualdad de tocamientos, no tocar a los ricos, empresarios al paredón, la calle para quien la ocupa, no a las expropiaciones, no a las hipotecas, no al bipartidismo, no al PP, no al pensamiento único de los partidos, pensamiento único indignado, real, ya. Y dos huevos duros!
Como Tomás, que está indignado también y se siente parte del 15-M, y es partidiario no sólo de que se queden en Sol sino de que acampen en el despacho de Esperanza, y apoya las reivindicaciones de los jóvenes indignados, todos somos indignados, sobre todo yo que por qué no me habeis votado, que ya esta bien del PP, lo más facha de los fachas de Europa y van y sacan el doble de votos, en vez de votarme a mi, que quiero subir los impuestos a los ricos y fomentar la inversión en empleo justo y reducir los beneficios de los bancos y subir los impuestos de los bancos y aumentar el empleo en la sanidad pública que está quebrada porque los ricos no pagan suficientes impuestos, y estoy indignado, y los jovenes tienen razon y yo fui a un colegio publico porque he reinventado la historia con el pnn de La Bañeza y dos huevos duros!
- Usurpación intelectual y de los logros de otros
Felipe Gonzalez invento la escuela publica, el PSOE trajo el subsidio de desempleo, la sanidad publica universal es cosa de los socialistas. Marx era cubano, la ley de la gravedad la descubrió un precursor sovietico.
Los indignados se apuntan un tanto, todos los tantos, evitan un desalojo en Tetuán, curan a un niño, salvan de la ruina al dueño de un bar, van a cambiar el mundo, el gobierno, la sociedad. Hasta que no nos trajimos el saco de dormir nadie hablaba del paro, de la corrupción, de los fallos del sistema electoral, de la injusta distribucion de riqueza, poder, de la crisis financiera.
Pero en que mundo viviamos? Menos mal que la Asamblea sin techo nos ha abierto los ojos.
Cambia algo? O todo sigue igual? Quiza nada cambie hasta que no cambie cada uno de nosotros y como deciamos en una entrada anterior, el estudiante estudie más, el paciente lo sea más, el trabajador sea más responsable con el resultado, el empresario gestione con ambición, el inversor invierta más en economía productiva, tomemos conciencia de que esto no puede seguir así y en vez de unas vacaciones de acampada nos dediquemos a hacer lo que tenemos que hacer.
Yo a eso lo llamo Responsabilidad Social Individual
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