
Por si fuera poco, los ricitos gris plata de Llamazares también han sido usados en el rostro de otro menos conocido terrorista Abd al Rahman. Se cotiza por tanto Llamazares Silver Locks!
Bin Llamazares se ha indignado por ese uso fraudulento de su imagen y se pregunta por qué él; ha sido tal vez su filiación izquierdista que le hace eternamente sospechoso a los ojos de la Inteligencia (algo menos, según se deduce de este caso) americana. Quiza fueran sus rasgos ibéricos, tan próximos por genética e historia a los de los árabes y norafricanos. Quizá el agente del FBI que recompuso las fotos se sintió irremisiblemente atraído/atraída por los elegantes trazos gris plata de nuestro político.
Reclama Gaspar al Rahman el derecho a su imagen y se siente agredido en su integridad y su honor. Normalmente cuando se dice eso se está cerca de una demanda judicial reclamando daños y perjuicios. Abd al llamazares no se siente seguro viajando a EEUU; no se conocía esa afición suya por lo americano en él, tan dado a ver la mano yanqui en todo lo malo que pasa por el mundo.
A parte de las complicaciones viajeras del mullah Llamazares y del probable despido del encandilado agente especial me asustan otras consecuencias de este episodio: la necesaria protección de un derecho hasta ahora poco reconocido, con las honrosas excepciones de Rupert, Llongueras y algunos otros precusores: el derecho de propiedad capilar.
Si no teniamos bastante con la SGAE nos podemos enfrentar a partir de ahora con otro canon, el cánon capilar, que protegería el derecho que reclama el líder irredento e inmarcesible de la desunida izquierda española.
Con la buena vista que tiene la SGAE para los negocios, seguro que pronto lo incorpora a su portafolio. Imagináos los inspectores capilares irrumpiendo en redacciones de revistas, peluquerías, agencias de noticias y salones de belleza sin solución de continuidad y comparando archivos digitales con peinados y pelucones. No habrá boda ni evento social que se le resista a los nuevos vigilantes de los derechos pilíferos.
Quién lo iba a decir, de estos polvos, futuros lodos. Lo que ha provocado la enamoradisca agente especial con su fijación capilar con Gaspar Laden y la enérgica y vindicativa reacción de éste: nuevos derechos, nuevos cánones, más negocio y más inspectores para la SGAE, ¿quién dice que no se crea empleo desde la izquierda?.
Y todo por un photoshop!
Coda: a juzgar por lo denso y poblado del flequillo Llamazariano, lo de líder inmarcesible parece que va para largo.