El pasado día 23 estuve en la presentación de un libro, el primero, de mi buen amigo Juan Fernández Aceytuno. Algo bueno debe de tener Juan cuando es capaz de reunir a más de 180 personas un caluroso dia de diario a las 7 de la tarde, cuando lo que apetece es disfrutar del aire acondicionado o de la piscina los más afortunados.
Algo bueno debe decir en su libro cuando personajes ilustres como Belén Romana, Mario Armero o Manuel Conthe hacen hueco en su agenda y, no sólo se lo leen, sino que deciden acompañar y arropar a Juan en la presentación y aportar sus comentarios.
El libro habla de dar la vuelta a la tortilla, que es metáfora para cambiar el modelo, el ciclo, el tempo y las formas de la economía española en general y de la empresa en particular y utilizar la crisis en su acepción más teatral y catárquica (la palabra crisis, como bien señaló Belén Romana, tiene varias acepciones y alguna de ellas está más cerca del concepto oportunidad que de problema). El mensaje va dirigido a los directivos, empresarios y profesionales, pero apunta también a temas generales que afectan al conjunto de la sociedad: cultura del esfuerzo y no de la queja, calidad de la educación, responsabilidad individual, modelo social y político etc...
Como dirian algunos, a pesar del asunto, el libro es ameno porque está impregando de optimismo y sentido del humor, ambos aspectos bien subrayados por Manuel Conthe. Me quedo con la expresión "escepticismo constructivo" que utilizó Conthe en clara contraposición al optimismo patologico de nuestro máximo líder. Entre las muchas citas que salpican sus páginas coincido con Conthe en señalar una que refleja mucha sabiduría: "Hablaré sólo si mis palabras son mejores que mi silencio", como afortunadamente es el caso.
Otro aspecto intrínseco a todos y cada uno de los capítulos del libro es la referencia continua a los valores, a unos valores que no por intangibles son menos reales y necesarios en la construcción de la persona, la familia, la empresa o el pais. Unos valores que, aunque no exhaustivamente explicitados conforman un código de conducta que a juicio de Juan deben regir el comprotamiento y la actuación de los directivos y dirigentes. Como muchos habreis pensado, contrasta ese apasionado canto a los valores con su descarada ausencia en muchos de nuestros líderes empresariales, sindicales, sociales y políticos, que han sustituido los valores en el mejor de los casos por un utilitarismo finalista que cualquier medio justifica, y en el peor de los casos por la avaricia rampante. Como señaló Armero y coincidiendo con lo apuntado por Juan, en esa pérdida de valores vamos a encontrar muchas de las causas y los orígenes de esta actual crisis.
Uno de los valores que sin duda no le falta a Juan es la generosidad. Generosa y amablemente me cita en el libro e incluso reproduce un párrafo de este blog cuando habla de la responsabilidad individual y del término y concepto que estamos acuñando: la Responsabilidad Social Individual. Los individuos, como unidad social básica no podemos renunciar a nuestra obligación de responsabilidad con otros individuos y con la sociedad y en eso el mensaje del libro es claro contundente.
Auguro muchos éxitos a Juan con este libro y pronostico muchos más libros suyos en los que nos irá desgranando sus ideas y sus valores con un claro mensaje positivo y optimista, un poco más optimista que "escépticamente constructivo".
1 comentario:
Puestenía ganas de leer el libro, pero tu reseña las aumenta.
Lástima que la presentación no haya sido una semana más tarde, ya sin niños habría podido ser la 181.
Aprovecho este espacio para desear a Juan el mayor de los éxitos cun su primer libro y animarle a continuar con esta andadura, pues creo que hace falta gente como él, con fuertes valores y grandes ideas con que contagiar a todos.
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